Fredy Massad, fotografiado en Barcelona
Fredy Massad, fotografiado en Barcelona - INÉS BAUCELLS

Fredy Massad medita sobre los excesos de la arquitectura espectáculo

El profesor y crítico de arquitectura de ABC Cultural recoge en «La viga en el ojo. Escritos a tiempo»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A Fredy Massad, profesor, crítico de arquitectura de ABC Cultural y editor del blog «La viga en el ojo», le gusta recordar ese capítulo de «Los Simpson» en el que Frank Gehry construye en Springfield un flamante auditorio que, ante el desinterés de los ciudadanos, acaba reconvertido en prisión. Un requiebro humorístico que, sin embargo, ayuda a entender esa «idolatría al icono», esa pleitesía al arquitecto estrella que, asegura, ha vaciado de contenido el pensamiento de la arquitectura.

La reflexión, desbrozada en infinidad de artículos publicados en los últimos años, le ha llevado ahora a recopilar algunos de esos textos para publicar un libro que se titula «La viga en el ojo. Escritos a tiempo» pero que perfectamente podría llamarse el dedo en la llaga.

O en la herida. «Después de llevar dieciocho años escribiendo sobre arquitectura, creo que es apropiado decir cosas que no se dicen normalmente», apunta Massad, que aboga por rebatir la muerte de la crítica y cuestionar no sólo la llamada arquitectura icónica, sino todo lo que ha traido consigo.

«Parecía que con la crisis podría cambiar, pero no hay reflexión ni crítica», explica. Es más: pese a que figuras como Richard Rogers hayan proclamado que «el boom de la arquitectónica icónica ha pasado», Massad considera que en realidad no ha hecho más que desplazar el foco de atención. «Lo que antes se había santificado ahora se demoniza, y es fácil convertir a Calatrava en chivo expiatorio para tapar un montón de cosas. De hecho, la arquitectura del espectáculo no se terminó, cambió de lugar. Dejó Europa porque estaba en crisis y siguió el dinero hasta China o los Emiratos, muchas veces en connivencia con régimenes no democráticos», relata.

Un buen ejemplo, añade, sería el de la arquitecta angloiraquí Zaha Hadid, quien después de que trascendiera que casi un millar de obreros habían fallecido durante las obras para el Mundial de Qatar, aseguró que los arquitectos no tenían responsabilidad alguna. «Quizá no sea responsable directamente, claro, pero está colaborando con un régimen perverso», apunta. En sus escritos, Massad también advierte que, pese a la salida de plano, por lo menos en España, de la arquitectura espectáculo, se imponen nuevos modelos que tampoco hacen presagiar nada nuevo: una reivindicación de la arquitectura primitiva, algo que, apunta, descontextualizado se convierte «en un pijada»; y la performance arquitectónica.

«Como no hay dinero para edificios, vamos a hacer algo parecido a arte pero que lo hagan los arquitectos», explica un autor que aprovecha también para reclamar una crítica vuelva a ejercer como tal. «Hubo una connivencia entre crítica y lo que se construyó: los críticos eran, muchas veces, road managers de los arquitectos», lamenta.

En sus escritos, Massad también advierte que, pese a la salida de plano, por lo menos en España, de la arquitectura espectáculo, se imponen nuevos modelos que tampoco hacen presagiar nada nuevo:_una reivindicación de la arquitectura primitiva, algo que, apunta, descontextualizado se convierte «en un pijada»; y la performance arquitectónica. «Como no hay dinero para edificios, vamos a hacer algo parecido a arte pero que lo hagan los arquitectos», explica un autor que aprovecha también para reclamar una crítica vuelva a ejercer como tal. «Hubo una connovencia entre crítica y lo que se construyó: los críticos era, muchas veces, road managers de los arquitectos», lamenta.

Ver los comentarios