«Estudio de figuras», de Melchor Ortiz
«Estudio de figuras», de Melchor Ortiz
EXPOSICIÓN

La vida como género

Rafael Ortiz celebra cuarenta años de profesión con una muestra que reivindica los géneros de la pintura

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Al contrario de lo que sucede con la crítica de arte, en el ámbito de la intermediación mercantil resulta más asequible definir qué es una galería que precisar cuáles son las aptitudes específicas o virtudes de carácter que deben alumbrar el día a día del galerista. Sin embargo, para describir la actitud y talante de Rafael Ortiz bastaría un término: discreción. Tanta, que cuatro décadas ininterrumpidas como galerista, primero en la galería Melchor y, desde 1984, en el espacio que lleva su nombre, parecen querer ser celebradas casi en silencio.

Claves de un éxito

Esa labor prudente no oculta algunas de las claves del éxito de su labor, siempre compartida con su mujer, Rosalía: el control de los tiempos, una relación empática y familiar con los artistas, la fidelidad a unas líneas de trabajo abiertas a todos los lenguajes, una proactividad incesante, y una conciencia crítica y asimilación realista del lugar que ocupa (y debe ocupar) en el territorio y la sociedad que le rodean.

Y es que en la galería Rafael Ortiz no hay cambios bruscos, el tiempo pasa líquido y los artistas se suceden de modo fluente y dinámico. Unos resisten desde los inicios -José María Báez, Patricio Cabrera, Pérez Villalta, Carmen Laffón, Luis Gordillo…-; algunos se han incorporado en los últimos tiempos -Pereñíguez, Rubén Guerrero, Miki Leal, Manolo Bautista-; otros trabajaron y ya no lo hacen, pero aún continúa su relación de amistad.

A lo largo de los años han pasado múltiples artistas y colectivos. Nada tienen que ver Eugenio Ampudia o Jesús Palomino con Daniel Verbis, Antoni Sòcias o Luis Gordillo. Nada Pérez Villalta con Evru-Zush, Carmen Calvo o Jacobo Castellano. Y, sin embargo, al rememorar lo visto y vivido, un hálito de homogeneidad lo atraviesa todo, lo cual revela un concepto de arte amplio, proteico y alejado de afirmaciones taxativas.

Tras todo ello bulle, desde la escenografía de la moderación, una actividad incesante que le ha llevado a la apertura de R. O. Proyectos en el madrileño Barrio de las Letras (que en breve inaugura un proyecto de Manuel Barbadillo) o a la creación de la editorial Los Sentidos. Se constata también una voluntad por ofrecer visibilidad a trayectorias individuales o colectivas -Juan Francisco Isidro, Equipo 57, Jaime Burguillos-, mediante la promoción de exposiciones institucionales, y una acertada conciencia del lugar, que no escatima la crítica hacia las administraciones que hacen dejación de sus responsabilidades para con la cultura.

Todo un homenaje

Todo ello nos acerca hasta el inmenso portón de un caserón hispalense. Apenas traspasamos el umbral de la galería nos encontramos con Bodegón del violín (1987-88), de Félix de Cárdenas (1950-2016) -desaparecido hace apenas dos meses-, obra homenaje y declaración de intenciones, puesto que el lienzo aúna paisaje, bodegón y retrato al mismo tiempo, amén de reflexión contextual sobre la acción de pintar. De inmediato, una obra de Melchor Ortiz (1922-2007), Sin título (1954), padre del galerista y fundador del primer espacio en el barrio de Santa Cruz, rememora su figura. Más allá, obras de Alcaín, Jaime Burguillos, Laffón, Curro González, Teresa Duclós, José Luis Mauri… plantean una revisión sobre la idea de género pictórico, aún superviviente en la actualidad en planteamientos académicos, y tan subvertida, contaminada y liminar, de igual modo, desde las vanguardias históricas hasta nuestros días.

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