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Londres es el escenario de la nueva entrega de la saga «Assassin's Creed» - J.M.SÁNCHEZ
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Surcando los cielos del Londres victoriano

La última entrega de «Assassin’s Creed» se traslada al Londres de la Revolución Industrial para hacernos olvidar el desmán que fue «Unity»

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« Assassin’s Creed» es la franquicia estrella de Ubisoft. Lo que empezó siendo una evolución del clásico « Prince of Persia» se convirtió en un concepto ganador al incluir la variante histórica en la mezcla. Después del éxito de su primer capítulo y la confirmación del segundo, Ubisoft se adhirió a marchas forzadas a un plan anual de lanzamientos. El exigente calendario le llevó a pillarse los dedos, primero en «Assassin’s Creed III» y luego en «Unity», que salieron al mercado con una evidente falta de cocción. Especialmente lamentable fue el caso de «Unity», que se dio de bruces en el estreno de la saga en la nueva generación. Más allá de los múltiples fallos, el juego a todas luces resultaba demasiado ambicioso, y las nuevas máquinas resultaban incapaces de moverlo con una mínima soltura.

Lo primero que hace « Syndicate» para solventar el percance es reducir el nivel general de detalle y dejar de lado cualquier opción multijugador. Londres es aún más grande que París, pero ya no vemos en pantalla esas muchedumbres constantes y la gran mayoría de sus edificios están cerrados a cal y canto. Se han realizado además distintas optimizaciones gráficas, en la distancia de dibujado o la iluminación global, para mejorar el rendimiento general del motor, algo que aporta enteros a la jugabilidad. En consolas, «Unity» –incluso con los numerosos parches de mejoras– nunca llegó a sentirse tan fluido como «Syndicate», así que los sacrificios han valido la pena.

Esencia destilada

En cuanto a sistemas jugables, «Syndicate», en vez de innovar, trata de destilar al máximo las esencias de la saga. El «parkour», los combates y el diseño de misiones han llegado a su culminación. Es muy difícil imaginar posibles mejoras sin un reseteo absoluto de las convenciones de la franquicia. Por primera vez Ubisoft ha logrado implementar el sigilo de manera convincente, lo que lo convierte en una opción de juego no solo viable, sino deseable. Pero otras cuestiones, como la errática inteligencia artificial y los imprecisos controles, siguen como siempre. Es habitual mandar al traste una cuidada infiltración porque el personaje hace lo contrario de lo que lo indicamos por culpa de los botones contextuales.

Londres es una urbe gigantesca, y para transitar por ella el estudio ha añadido tres nuevos medios de navegación: el tren, los carruajes y el gancho. Las calles de Londres son demasiado amplias como para cruzarlas saltando de un tejado a otro, por lo que el gancho resulta fundamental para cruzar grandes distancias con velocidad, convirtiendo a nuestro personaje en una versión decimonónica de Batman. Por otro lado, para los carruajes Ubisoft se ha fijado en «GTA», y su posibilidad de secuestrar el que se nos antoje con un simple botón.

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