TELEVISIÓN

Soledad entre la multitud

«Mr. Robot», primera serie elogiada por Anonymous, se suma a la moda de producciones sobre informáticos y expertos en mundos virtuales. Su protagonista descubre «lo poco que hace falta para matar el mundo»

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Antes de consagrarse en los Globos de Oro como mejor serie dramática del pasado año, la calidad de « Mr. Robot» era un clamor incluso en España, donde ninguna cadena había apostado por ella. Movistar la incluyó en su menú hace menos de un mes y suplió esta carencia, que los aficionados a «bajarse» cosas del cielo ya habían resuelto por su cuenta. Por una vez, el atajo es venial, en una historia sobre piratas antisistema que, agrupados en una misteriosa sociedad secreta, reclutan al protagonista ( Rami Malek, en el papel de Elliot Alderson) en busca del colapso mundial binario. Incluso Anonymous ha alabado la verosimilitud de esta producción a contracorriente, que se suma a una realidad incuestionable: la parte virtual de nuestras vidas empieza a comerse a la real, mientras las amenazas se vuelven cada vez más cercanas.

Es la paradoja de estos tiempos de aislamiento y globalización.

La propia cadena responsable del invento, USA Network, filtró en la red el episodio piloto un mes antes de su estreno en Estados Unidos, el 24 de junio de 2015. La segunda temporada llegará el mes próximo, esperemos que con los espectadores españoles invitados a la fiesta.

Paranoico confeso

Cuenta el creador de esta rareza, Sam Esmail, que la primavera árabe en Egipto, país del que procede su familia, inspiró este relato en el que vuelca sus obsesiones. Nacido en Nueva Jersey y musulmán, Esmail creció en una América a la que siempre le costó digerirlo. El joven director y escritor, que debutó con « Comet» (inédita en España), quería hacer otra película sobre el moderno universo pirata, pero después de escribir más de noventa páginas no había logrado pasar del primer acto y asumió que tendría que cambiar el tamaño de la pantalla.

Esmail, quien llegó a perder un trabajo por un correo electrónico indiscreto, es un paraonico de las nuevas tecnologías. Tiene cuenta en todas las plataformas posibles, pero, para evitar que suplanten su identidad, no utiliza ninguna. Le preocupa especialmente el poder de Facebook, el modo en que «nos roba» datos para ganar dinero con ellos. Jamás escribe sus opiniones e incluso por teléfono tiene miedo de expresarlas. Su protagonista , fruto de sus miedos, es un joven justiciero que se dedica a «hackear» a todos cuantos lo rodean: su novia, su jefe, su psiquiatra... Su mente habita un mundo sin barreras, aunque él mismo es un inadaptado, morfinómano que cree controlar su adicción y esquizofrénico consciente de hablar con alguien que no existe. Es lúcido a su pesar. «Duele no fingir», confiesa. El mensaje no es panfletario, porque ni siquiera el supuesto héroe es demasiado atractivo.

Las referencias se amontonan en la memoria del espectador. Tiene un evidente aire a «V de vendetta» y a «El club de la lucha», y se parece más a «Utopía» que a «Black Mirror» (por desgracia). Uno de sus personajes, Tyrell, es primo hermano del Patrick Bateman de «American Psycho». El propio Esmail añade otras deudas culturales, si se le aprieta. La forma de meterse en la mente de un protagonista con el que es casi imposible sentir empatía, por ejemplo, se la debe a «Taxi driver». El héroe que huye y vence con su inteligencia y voracidad lectora a todos es un préstamo de «Los tres días del Cóndor».

El abuso de la voz en «off» ya es cosa suya, y una victoria de la independencia creativa ante las presiones de la cadena. Frente al nihilismo del Rust Cohle de «True Detective», sus monólogos son interiores, menos filosóficos y más amenazantes. Con algo así advierte al espectador en el primer capítulo: «Lo que estoy a punto de decir es alto secreto. Hay un grupo poderoso de personas ahí fuera que dominan el mundo. Hablo de tipos de los que nadie sabe nada. Tipos que son invisibles. El top 1 por ciento del top 1 por ciento. Tipos que juegan a ser Dios sin permiso. Y ahora, creo que me están siguiendo».

El futuro es de los frikis

No es casualidad que la ficción televisiva atienda cada vez mejor este frente. El futuro es de los frikis, sí. Internet les ha dado superpoderes. Por eso proliferan las series sobre estas inmensas minorías llamadas a gobernar el mundo, o a descabalgar del gobierno a quienes lo hacen, como aspiran en «Mr. Robot».

Con un toque más histórico que distópico, la excelente « Halt and Catch Fire» rendía homenaje a los pioneros de la informática de los años ochenta. Series más recientes prefieren abordar a estas tribus desde el humor. « The Big Bang Theory» se ríe de ellos desde hace años con un cariño inmenso. « Silicon Valley» aporta la acidez necesaria para reflejar sus luchas con el entorno financiero. Que nadie logre traducir sus títulos es una señal, posiblemente mala.

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