Fotografía de Isabel Muñoz de «Mujeres del Congo»
Fotografía de Isabel Muñoz de «Mujeres del Congo»
ARTE

Mujeres del Congo, crónicas del salvajismo

La violencia ejercida sobre la mujer en el país africano es denunciada desde la fotografía de Isabel Muñoz y Concha Casajús, en el Museo Etnográfico de Madrid

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«Los testimonios recogidos en el Congo por Isabel Muñoz son terribles. Su lectura resulta casi insoportable», advierte la hoja de sala. Y confieso que aún no he conseguido digerir esta exposición, una galería de retratos de mujeres y niñas violadas, acompañados de sus historias. Las guerrillas que actúan en el Congo -y en general, la población masculina- se comportan con un salvajismo inusitado, incomprensible, que ni siquiera parece guardar relación con lo que conocemos de las limpiezas étnicas y los horrores de la guerra en Europa.

Zabulonda Mwin Elysée: «Los FDLR llegaron y obligaron a mi padre a violarme delante de mi madre. Mi padre se negó. Lo decapitaron y descuartizaron. Nos dieron los trozos para comerlos. Nos negamos y mataron a mis hermanos. Me violaron y me introdujeron objetos en la vagina. Cuando recobré el conocimiento, toda mi familia había muerto. Acabé en el hospital de Bukavu donde estuve ingresada tres años, sometida a muchas operaciones». Hay una decena de testimonios así, a la que se añaden los de las niñas -de 0 a 10 años- violadas o acusadas de brujería; más allá, una película delirante dedicada al único sanatorio mental de Kinshasa…

La situación de la República Democrática del Congo, donde bandas de militares partidarios de anteriores presidentes, fugitivos armados procedentes de la vecina Ruanda, niños soldado, guerrillas locales y el ejército congoleño se disputan los yacimientos de petróleo, gas, coltrán, oro y diamantes, es conocida; mas tal vez no lo sea tanto esta violencia excesiva y sistemática que se ejerce sobre las mujeres y las niñas, destinada a aniquilar el poso matriarcal sobre el que se asienta esta sociedad e imposibilitar así su existencia.

Dignidad frente al caos

De hecho es esta dignidad, esta potencia femenina, y nunca el salvajismo destructivo del hombre, la que han querido captar Isabel Muñoz (Barcelona, 1951; Premio Nacional de Fotografía en 2016) y Concha Casajús (Madrid, 1957, más de dos décadas dedicadas a recorrer África) en estos retratos, sobrios y en blanco y negro, que desde 2015 -cuando se expusieron por primera vez en Kinshasa- han recorrido el Congo y diversos museos españoles con el inequívoco propósito de denunciar esta situación intolerable.

Tulia Zamusonge: «Los militares nos atacaron, nos ataron. Primero violaron a mi madre y exigieron a mi hermano que la violase también. A mi padre, le obligaron a violar a su propia hija. Degollaron a mi madre y me violaron cinco hombres… uno tras otro. Me metieron trozos de madera en la vagina. Cogieron a mis hijos, los encerraron en la casa y le prendieron fuego. Esto es mucho más que sufrimiento. Por la mañana, unas personas me llevaron a la aldea. Lo había perdido todo, no sentía mi cuerpo».

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