LIBROS

Escocia, Cataluña y sus sueños imposibles

Acaba de publicarse en inglés el ensayo de John H. Elliott, «Scots & Catalans. Union & Disunion», por cuyo interés y gran actualidad desgranamos en esta reseña. A España llegará en otoño

Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos en la corte de Barcelona (V. Turgis, siglo XIX)

Manuel Lucena Giraldo

¿Cataluña contra España? ¿Escocia contra el Reino Unido? Como ficciones subvencionadas, semejantes leyendas habrán convencido a quienes ya lo estuvieran y vivan de ello , pero la Historia es otra cosa: complejidad y malas noticias para timoratos e insensatos. Hace años se publicó una «historia» de Escocia que pretendía exculpar a los escoceses de haber participado en el imperio británico, cuando fueron protagonistas destacados. No precisamente a ritmo de gaita, sino a cañonazo limpio, que es como suelen ganarse las guerras -y se protegen las paces-. Por nuestra parte, tenemos reciente el calumnioso congreso «España contra Cataluña» de 2013. O el hilarante episodio del consejero de visita en Cuba, rindiendo homenaje a los «voluntarios catalanes», pensando que estuvieron a favor de la independencia cubana. Cuando fue al revés, se dejaron la vida en la defensa de la patria española.

Según ha señalado una reciente reseña aparecida en The Economist , este libro constituye «un elegante correctivo para semejantes distorsiones» . También indica que, con demasiada frecuencia, los gobiernos británico y español no se tomaron en serio las peticiones o problemas que les transmitían. O la grave difusión de versiones falsas y tóxicas de la historia compartida. Frente a ellas, este magnífico análisis comparado de ambos procesos, de unión y desunión, supone una sabia y benéfica llamada de atención.

Plan a largo plazo

La Historia tiene que ver con el análisis de los horizontes de expectativa y las opciones de libertad existentes. Nada está predeterminado. Ni estamos condenados a la disgregación, ni hay por qué perder una guerra cultural que la presenta como irremediable. Aunque la comparecencia en ella con un plan a largo plazo, que desmonte esta falacia , convertida en relato público dominante, resulta imprescindible. A pesar de que para grupos sociales nada desdeñables de Escocia y de Cataluña la independencia parece una panacea, el mensaje de la experiencia histórica señala que sería un gigantesco error . Además de una irreparable injusticia, de consecuencias imprevisibles para todos.

Para «The Economist», el libro constituye «un elegante correctivo a las distorsiones»

Lo mejor del libro, que consta de seis capítulos, es el rescate de una vida compartida durante muchos siglos, que no se puede desconocer sin más. Con enorme magisterio y el poderío narrativo que acostumbra, el profesor Elliott se encuentra en su campo en los capítulos dedicados a la monarquía compuesta o compacta, formada por integración de territorios a través de matrimonio, herencia o conquista, «preservando una identidad distintiva, junto a las leyes, costumbres e instituciones que poseían en el momento de la incorporación a los dominios de un monarca de una dinastía diferente a la propia».

Invento dictatorial

Nada que ver, por cierto, con el invento boliviano dictatorial de la «nación de naciones». Las historias de Escocia y Cataluña son absolutamente distintas , porque la primera fue hasta 1707 reino independiente, pero Cataluña, un principado integrado en el reino de Aragón, nunca constituyó entidad soberana. «Incluso con anterioridad a la unión de las coronas de Aragón y Castilla, a fines del siglo XV, contó con menor soberanía independiente que la Escocia medieval» (p. 99). Ello resulta compatible con el reconocimiento del peso extraordinario, aumentado hasta lo inimaginable tras el Descubrimiento de América, que la corona de Castilla supuso para la unión de coronas de España, llevada a cabo por los Reyes Católicos. En 1557, el catalán Cristòfor Despuig se quejaba de la prepotencia castellana y acusaba a sus naturales de «desconocer la gloria o el honor de todos los españoles aunque no sean castellanos, o de identificar la palabra Castilla con España».

Concluye su tesis con los enormes costos e imposibles beneficios de una secesión

Sin duda, una de las grandes aportaciones del libro radica en que vincula y entrecruza las experiencias pasadas de Escocia y Cataluña con la consecución, gestión y pérdida de los imperios británico y español. Pues se tiende a olvidar de modo interesado tanto el beneficio que obtuvieron de ellos, como la aparición de nacionalismos disgregadores , justo cuando desaparecieron. Si resultan dramáticas y conmovedoras las páginas dedicadas a las rebeliones contra la monarquía de Felipe IV, portuguesa y catalana, vinculadas a la aterradora política fiscal y militar del conde-duque de Olivares , el intento de acomodo catalán en el siglo XVIII a la nueva planta (igualdad de leyes y jurisdicción para todos los súbditos de la monarquía española en sus reinos europeos y más tarde americanos) evidencia, en los capítulos siguientes, la habilidad catalana en la captación de los designios tecnocráticos de la monarquía borbónica.

Virreyes catalanes

No hay más que repasar un listado de virreyes catalanes de la América española para ver el éxito que tuvieron, como gente de mar, guerra y comercio, en la administración imperial. Es bien conocida, en especial a partir de 1808, la resistencia patriótica catalana en la defensa de la nación española ante los invasores franceses , muestra de lo que Elliott llama «patriotismo dual», vinculado a la patria local y a la nación española, puesta en extremo peligro por sucesivos gobiernos irresponsables y cobardes. Los dos últimos capítulos, organizados alrededor de la posibilidad del autogobierno y la modernización, de 1860 a 1975, y de las estrategias de ruptura, hasta la actualidad, concluyen con un epílogo que plantea los enormes costos e imposibles beneficios de una secesión.

Si el presidente estadounidense Jefferson escribió que «gobiernos establecidos hace mucho tiempo no se pueden cambiar por motivos frívolos y coyunturales», fue el inglés Bacon, hace tres siglos, quien señaló que la unión perfecta requiere «la vinculación de leyes, idioma, costumbres y empleos» . En ese plan deberíamos encontrarnos, «con tiempo y cautela».

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