LIBROS

Charles Simic, poemas veloces contra la contingencia y la angustia

El poeta serbio, marcado por su experiencia personal, esboza en sus textos un alegato contra el nacionalismo

Charles Simic es uno de los mejores poetas vivos
Jaime Siles

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Charles Simic (Belgrado, 1938) es uno de los mayores poetas vivos y autor de un libro en prosa, «La vida de las imágenes», en el que reúne tanto sus ideas sobre la poesía como sobre su experiencia personal e histórica de la realidad, además de un impresionante y profundo alegato contra el nacionalismo. «Garabateado en la oscuridad», compuesto por cuatro simétricas secciones de quince poemas breves cada una, se rige por el principio de unidad en la variedad, siendo la primera su forma y la segunda, el amplio abanico de sus temas.

Libro, pues, que oscila entre la voluntad de estilo y la condensación propia del epigrama y un minimalismo de varia arquitectura , en el que se advierte, como en los dísticos de la primera de sus composiciones, una impronta de raigambre oriental: «Me puse a cubierto / bajo un tejado de palabras». Y es que las palabras aquí son precisamente eso: un modo de no estar expuesto a la intemperie, una protección y una defensa del ser frente a la contingencia y la angustia producidas por el contacto o el conflicto con las esquinas y las dulzuras reales.

De un solo trazo

De ahí que haya vívidos y vividos fragmentos de memoria, recuerdos de infancia y adolescencia , convertidos en biografemas o mezclados con el tópico del «ubi sunt»? Poemas escritos de un solo trazo de rápida y segura ejecución y con una sintaxis tan sintética que todo el sistema de dicción queda reducido a una sola frase, que engarza todo el texto, y que podrían describirse como hace Alejandra Pizarnik en sus «Diarios»: como poemas veloces, internos , venidos de lejos sin tratar de detenerlos.

Enumeraciones no caóticas, yuxtaposiciones de fragmentos concebidos como estratos de sentido y versos que condensan distintos referentes constituyen aquí lo que su autor define como sus puntos de apoyo en el abismo. La posible o imposible legibilidad de los signos, la hermenéutica del garabato o el telón del fondo del tiempo sirven de materia poética a un sujeto poemático que utiliza el texto como escenario y que se comporta en él «como un actor incapaz de recordar sus líneas / al final de una farsa trágica». El silencio de la última luz del día, la escarcha en los arbustos y cuantas cosas son un misterio en sí y para sí mismo pueblan el territorio de este universo individual y contemporáneo, en el que las noticias del mundo siempre son viejas y los secretos ya casi ninguno, porque lo anterior es una película muda, en la que las casas que un día habitamos son mantenidas en orden por sus y nuestros fantasmas.

Todo ello, con su toque de humor , que no le falta y que en su caso está más próximo a la ternura que la sátira. Dos poemas memorables son «El infinito» y «Buscando un lugar donde esconderme». Y uno de los ejemplos de la calidad sintagmática de esta excelente traducción puede verse en la perfección formal con que ha sido vertido «Belladonna». Simic demuestra aquí que la poesía no es ajena -no puede serlo- ni a la cultura ni a la inmediatez, pues de una y otra (aunque no sólo ni en igual medida) se sustenta.

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