Anthony Stark (y su sombra de «superhéroe») en la galería Fernando Pradilla
Anthony Stark (y su sombra de «superhéroe») en la galería Fernando Pradilla - IGNACIO GIL
ARTE

Anthony Stark: «Una concepción burguesa y sacralizada de la pintura hace que el sexo en ella sea escandaloso»

Primera individual de Anthony Stark en la galería Fernando Pradilla. En ella, lo matérico se funde con lo carnal, y el sexo es un vehículo para reivindicar nuestro lado más animal. También el menos reglado y más humano

MADRID Actualizado: Guardar
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El motivo es lo de menos. Aunque, no se le escapa al espectador que lo que reflejan los cuadros de Anthony Stark de la serie «El amor es más frío que la muerte» son escenas de sexo, relaciones íntimas en las que los individuos (a veces el propio artista; otras, seres que le son cercanos) dan rienda suelta a sus pasiones. Lo de más, las reflexiones a las que da pie: cómo aborda una técnica como la pictórica estas cuestiones; cómo se construyen estas imágenes; el porqué de ese título... Sobre todo ello, en el seno de la primera individual del artista en la galería Fernando Pradilla, que hoy mismo abre sus puertas, dialogamos con el joven pintor, un autor para el que la pintura es una forma de vida a la que ama –y por eso recrimina– con todas sus fuerzas.

La de Anthony Stark (Alicante, 1980) no es la única muestra que hoy se inaugura en Fernando Pradilla. Ahí también presenta su trabajo más reciente el venezolano Starsky Brines (1977), habitual de esta galería, que hacía cuatro años que no recalaba en ella con una individual, y que es de hecho el que recibe al visitante estos días en la primera sala.

Si bien entonces Brines ofrecía obra sobre papel en un formato más pequeño, ahora, los lienzos de «Solos», título de la serie, abrazan al espectador con su escala monumental. Eso ayuda a introducir al espectador en sus escenas, en las que sus protagonistas buscan la privacidad para alcanzar su autosatisfacción.

Porque esa es la segunda gran diferencia entre lo presentado antes y lo que se ofrece ahora. Frente a las habituales escenas urbanas, donde el caos hacían irrupción, el joven artista latino apuesta ahora por escenarios más íntimos, reductos del placer en los que cada uno busca ser uno mismo desde una dimensión sexual. La alusión al sexo y la propia técnica pictórica es lo que emparenta a los dos artistas que ahora dialogan en la galería.

También su interés por la violencia, más evidente en el trabajo anterior de Brines, ahora representada en los sacos de boxeo que aparecen en algunas de las piezas y que, para este autor, son «metáforas del acto sexual»: «Evocan el acto de la violencia sin violencia, recordando nuestros primitivos deseos de luchar, de confrontarnos, de reproducirnos, de poseer y ser poseídos»

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