Imagen del proyecto «Fronteras de poder»
Imagen del proyecto «Fronteras de poder» - J. L.
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Joan Lara dibuja «Fronteras de poder» en su Proyecto ABC Cultural

De forma poética, pero con contundencia, Joan Lara denuncia con «Fronteras de poder», su Proyecto ABC Cultural, la mirada indiferente de un continente como el europeo a las necesidades de refugiados e inmigrantes

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Siempre me ha interesado el territorio. Está en nuestro ADN, porque nos marca. El territorio que nos rodea, nos hace ser quiénes somos; está en nuestro comportamiento, en nuestra cultura, en nuestra forma de comunicarnos. Depende de donde nazcamos nos comportamos de una manera o de otra.

Hasta ahora como artista, mi campo de actuación era el yo y mi territorio más cercano. Y aunque de esta última serie tenía esbozos en mi mente y algunas anotaciones, es ahora, con el éxodo de la guerra de Siria y la invitación a participar en el Proyecto ABC cultural, que no me he podido resistir a sacarlas adelante. A explorar esos territorios y esos pueblos que necesitan salir de sus países para buscar una vida mejor.

El resplandor del oro

Los que tenemos la suerte de habernos desarrollado en una sociedad del bienestar no comprendemos la problemática que tienen otros pueblos que han vivido en la opresión o han sido expulsados de sus países por las continuas guerras de etnias. No entendemos cómo se ven obnubilados por el resplandor del «oro» o por la opulencia que desprende occidente.

Nuestro territorio «Europa» es percibido por ellos como el paraíso. ¿Y qué hacemos nosotros? Cerrarles nuestras fronteras de «oro». Ellos traen una visión que les lleva a arriesgarlo todo: familia, dinero, la vida... Son capaces de endeudarse para entrar en una precaria embarcación con destino a no se sabe, ya que en muchas ocasiones pagan verdaderas fortunas para un viaje que, en muchos casos, no llegarán a ver por culpa de mafias que les engañan. En la mejor de las situaciones, llegarán a Europa; otros morirán en el intento en un mar que les arrebatará días de deriva en una patera, a merced de las aguas, sin alimentos y sin agua. Si llegan a Europa, será una travesía imposible de borrar de sus mentes.

La llegada al Viejo Continente no será amable. Actualmente, incluso algunos países de la UE están cerrando sus fronteras con concertinas (irónicamente, solamente fabricadas en España; en Málaga, más concretamente). Y digo «irónicamente» porque España ha sido un país que ha estado en movimiento migratorio muchas veces.

Saltarse los derechos humanos

La deriva de esta gente, desorientada, huyendo del horror que tienen en sus países, es verdaderamente atroz, y realmente parece mentira lo que está pasando con ciertos países de la UE, que están cerrando sus fronteras, saltándose los derechos humanos, cuando hace poco eran ellos los que estaban tocando a las puertas de la UE.

Todas las culturas están hechas de movimientos migratorios. Precisamente ahora que Europa está viviendo una de las peores crisis económicas, a nivel ciudadano hemos hecho algún gesto de solidaridad frente a esta nueva ola migratoria para acoger a otros pueblos que están peor que nosotros.

Pero, ¿y las estructuras políticas?

¿Cómo va a influir este éxodo en la Unión Europea?

¿Cómo podrán integrarse?

¿Estamos realmente preparados?

¿Estamos a la altura de la circunstancia?

¿Somos realmente «EL DORADO»?

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