'La Fiesta de los locos' vuelve a los cines de Cádiz

Una vez que ha pasado por Madrid y tras estrenarse alrededor del festival Alcances, en el Baluarte de la Candelaria de Cádiz, la película documental de Manuel Iborra y Antonio Resines ‘La fiesta de los locos’ regresa al escenario del crimen, a las calles en las que fue rodada. Concretamente, a los Multicines El Centro en los que será exhibida en dos pases fijados para los próximos días 16 y 17 de diciembre.

Esta obra muestra la celebración del Carnaval en su versión callejera de la capital gaditana, y en ella aparecen autores, historiadores, protagonistas de la fiesta y agrupaciones callejeras como ‘V de vavetta’, ‘Las talegueras’, ‘Excelentísimo Ayuntamiento de Guatifó’ y ‘Quédate que queda té’.

La cinta cuenta con la producción de Producciones Clandestinas, Maestranza Films y Laya Films.

Todo el equipo técnico y de producción que ha trabajado en este proyecto está compuesto por profesionales gaditanos, a excepción del director.

«No he tenido que imaginar nada, porque lo he tenido ante mis ojos: el carnaval callejero de Cádiz. Ningún guionista habría podido imaginar mejores decorados, mejores argumentos y mejores actores», ha dicho en alguna ocasión Iborra sobre su obra. Al regreso a Cádiz de la cinta está previsto que asista el propio Iborra. En estos pases acudirán como invitados muchos de los chirigoteros que han dado vida a su metraje, los que se convierten en accidentales pero esenciales protagonistas.

Manuel Iborra (Alicante, 1952) es un experimentado director de cine español cuya filmografía incluye títulos como ‘Orquesta Club Virginia’, ‘Caín’, ‘El tiempo de la felicidad’, ‘El baile del pato’ o ‘Pepe Guindo’. También ha dirigido series de televisión como la exitosa ‘Pepa y Pepe’, ‘Ay Carmela’ y ‘La vida de Rita’, y en 2014 publicó su primer libro ‘La calle más bonita del mundo’. La película documental ‘La fiesta de los locos’ tiene una duración de 75 minutos, y los equipos empleados para rodar el documental han sido cámaras para aficionados avanzados, sin utilizar ningún tipo de iluminación adicional ni pantallas para rebotes.

«Empecé a rodar siguiendo una intuición. Al principio, rodando los ensayos de las chirigotas, me llamó la atención hasta qué punto el Carnaval formaba parte de sus vidas. Después, al escuchar los primeros cuplés y pasodobles, empecé a divertirme como nunca. Empecé, entonces, a rodar el Carnaval sintiéndome muy afortunado de captar algo único», asegura el director levantino.