El Thyssen restaura «en directo» una de las joyas más preciadas de su colección

«Joven caballero en un paisaje», de Vittore Carpaccio, saldrá por vez primera del museo en 2021 para una retrospectiva en Washington

Restauración a la vista de los visitantes, en la sala 11 del museo, de «Joven caballero en un paisaje», de Carpaccio MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA. FOTO: HÉLÈNE DESPLECHIN

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Se está poniendo de moda en los grandes museos de todo el mundo la restauración «en directo», a vista del público, de sus obras maestras. Así ha ocurrido ya con «La Adoración del Cordero Místico», de los hermanos Van Eyck , en el Museo de Bellas Artes de Gante; «La Ronda de noche», de Rembrandt , en el Rijksmuseum de Ámsterdam; o «La joven de la perla», de Vermeer , en el Mauritshuis de La Haya. En 2012, el Thyssen restauró «El Paraíso», de Tintoretto , en el vestíbulo de la pinacoteca. Ahora le toca el turno a otra de las joyas de su colección: «Joven caballero en un paisaje», de Vittore Carpaccio , uno de los maestros venecianos de los siglos XV-XVI. Desde el jueves, las restauradoras Susana Pérez y Alejandra Martos trabajan en la puesta a punto de este óleo sobre lienzo (218 por 151,1 centímetros), pintado en 1510, «encerradas» en una gran urna de cristal en la sala 11.

En 1958 apareció en la pintura un cartel en el que Carpaccio firmó y fechó (en 1510) la obra. Hasta 1919 estuvo atribuida a Durero ABC

Hasta 1919, cuando estuvo en la colección Vernon-Wentworth, se creía que el cuadro era obra de Durero, ya que en él aparecía el monograma del artista. Pero resultó ser falso. Tras pasar por las manos del marchante londinense Sully y del coleccionista americano Otto H. Kahn, el barón Thyssen , que siempre tuvo un excelente ojo para el arte, lo compró en 1935 . Durante los trabajos de limpieza llevados a cabo en 1958, apareció la firma de Carpaccio y la fecha de ejecución, escrita en latín: 1510.

La identidad del personaje central del lienzo sigue siendo un misterio. Y eso que candidatos no han faltado: desde san Eustaquio (bajo este título aparecía en la subasta celebrada en 1919 en la sala Christie’s) a Fernando II de Aragón (el armiño es un animal vinculado a la dinastía), pasando por el príncipe Antonio de Montefeltro, el capitán veneciano Marco Gabriel (podría ser un retrato póstumo) o Francesco Maria della Rovere , tercer duque de Urbino. Esta última parece la tesis más plausible. Es uno de los primeros retratos de cuerpo entero de la pintura europea. Aborda en él Carpaccio la simbología del bien y el mal, el honor, la moral...

En 1958 se descubrió, junto al armiño, un cartel con una inscripción en latín: «Malo mori quam foedari» (Antes morir que ser deshonrado) MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA. FOTO: HÉLÈNE DESPLECHIN

Un año de trabajo

Antes de meterse en faena, se hicieron los pertinentes estudios técnicos : radiografías, fotografías infrarrojas, análisis en el laboratorio... No hay mucha documentación técnica sobre la obra, aunque se tiene constancia de que se ha restaurado en varias ocasiones. Esta es la primera vez desde que ingresó la Colección Thyssen en España en 1992 (fue comprada por el Estado español al año siguiente). Susana Pérez explica a ABC los pormenores de la restauración, que se prevé dure un año . El cuadro presenta algunos problemas con el soporte. La obra original consta de dos lienzos de diferentes medidas unidos en vertical. La parte de la izquierda es mayor (unos dos tercios de la superficie total) que la de la derecha (un tercio). Además, la obra fue reentelada en época antigua.

Las zonas más afectadas son las del perímetro del cuadro. Es preciso consolidar y reintegrar algunas pérdidas de pintura . Uno de los principales escollos a los que se enfrentarán Susana Pérez y Alejandra Martos es la finísima capa de pintura que se ha conservado, unido a que la tela también es muy delgada. Ello complica mucho la restauración. La limpieza de la superficie pictórica y la retirada de los barnices oxidados eliminarán el tono amarillento del cuadro y saldrá a la luz el rico colorido original de las obras de Carpaccio.

Detalle de fotografía con luz infrarroja MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA. FOTO: HÉLÈNE DESPLECHIN

Los trabajos se llevarán a cabo por áreas. Comenta Susana Pérez que se hará minuciosamente debido a la multitud de elementos que hay en la composición: flores, plantas, animales... En cuanto a los arrepentimientos o cambios de composición entre el dibujo subyacente y la pintura original, advierte que el pintor eliminó un segundo ciervo de gran tamaño en la escena en la que un buitre devora a un cervatillo. También desapareció en la escena final otro caballo que había a la izquierda.

El cuadro no ha salido nunca del museo. En marzo de 2021 lo hará por vez primera para formar parte de una gran retrospectiva del artista en la National Gallery de Washington . No estará, en cambio, a finales de este año en la primera sede de la muestra: el Palacio Ducal de Venecia .

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