El exilio y la guerra, según el último Don Quijote

Picasso es el protagonista de una exposición sobre el exilio republicano español en Les Abattoirs de Toulouse

«La Dépouille du Minotaure en costume d'Arlequin», telón de Picasso LES ABATTOIRS, TOULOUSE/SUCESSION PICASSO

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El proyecto expositivo que plantea Les Abattoirs (museo de arte moderno y contemporáneo de Toulouse) en torno a Picasso y el exilio («Una historia del arte español en resistencia») en el resto del museo, del 15 de marzo al 25 de agosto , es muy ambicioso. El joven Picasso salió de España rumbo a Francia en 1900, no por motivos políticos, sino porque París era la capital del mundo del arte. No debería considerarse, pues, un exiliado. Sin embargo, esta muestra lo aborda como tal, ya que el artista prometió no pisar su país hasta que volvieran las libertades. Anduvo cerca (Perpiñán, Collioure, Céret), pero murió dos años antes que Franco , en Notre-Dame-de-Vie (Mougins), a pocos kilómetros de su añorada España, sin volver a pisarla. Como a Unamuno, le dolía España, su España perdida . Solo una vez solicitó la nacionalidad gala, pero le fue denegada por la Francia ocupada. Picasso nunca dejó de ser y sentirse español. El exilio, entendido no sólo como la obligación de salir, sino también como la imposibilidad de regresar .

«La Atlántida», de Óscar Domínguez MUSEO GOYA, CASTRES

El abundante material documental que acompaña a las obras de arte, en parte inédito, da buena fe de que Picasso era un dios en esa Francia por cuya frontera cruzaron 500.000 españoles republicanos en 1939 , hace ahora 80 años. Todos recurrían a él: artistas y no artistas, pidiéndole ayuda para sacar a familiares o conocidos de un campo de concentración, reclamándole dinero, solicitándole audiencia, ofreciéndole todo tipo de regalos: hasta dos docenas de huevos... Sabartés, su secretario, no debía dar a basto abriendo y contestando la correspondencia. En una proyección vemos a Picasso, junto Jacqueline y Cocteau, en una corrida de toros en Vallauris. El público enloquece con él, que, encantado, firma autógrafos a diestro y siniestro, cual estrella del pop. Es Picasso Superstar .

Toulouse, la ciudad rosa , fue la verdadera capital del exilio español . Su huella aún se aprecia en sus calles, en sus plazas (Wilson, la del Capitolio), en lugares como el Hospital Varsovia, fundado por los guerrilleros españoles en el 44; la sede del PSOE, hoy Filmoteca de la ciudad, o el cementerio de Rapas, donde está enterrada Federica Montseny. Un 10% de su población es de origen español .

«Cabeza de caballo muerto», de Luis Fernández CENTRO POMPIDOU, PARÍS

Junto a una treintena de obras de Picasso (hay préstamos excepcionales de los Museos Picasso de París y Reina Sofía de Madrid), cuelgan sesenta de otros artistas exiliados : Óscar Domínguez, Julio González y su hija Roberta, Hans Hartung, Apel-les Fenosa, Baltasar Lobo, Manuel Ángeles Ortiz, Viñes, Viola, Fontseré, Rodríguez Luna... Algunos, como Antoni Clavé y los propios sobrinos de Picasso, Josefín y Javier Vilató , estuvieron internos en campos de concentración: se muestran algunas obras hechas en ellos. Picasso salvó a sus sobrinos y a muchos de sus colegas. Campos cuya vida retrató a modo de diario la fotógrafa austriaca Friedel Bohny-Reiter , enfermera en uno de ellos.

«Corrida: la muerte del torero» (1933), de Picasso MUSEO PICASSO DE PARÍS, SUCESIÓN PICASSO

La estrella de la exposición es el monumental y frágil telón que le encargó el Frente Popular a Picasso en 1936 y que creó, ayudado por Luis Fernández, como decorado teatral para «Le 14 juillet» de Romain Rolland. Es «La Dépouille du Minotaure en costume d’Arlequin» (8,3 por 13,25 metros), que en 1965 donó Picasso a la ciudad de Toulouse. Lo custodia Les Abattoirs en una espléndida sala y ahora quiere darle un nuevo significado en un contexto político. Por cierto, el museo está dispuesto a exhibirlo en el Reina Sofía. ¿Recogerá el guante Borja-Villel? En la exposición hay también un lugar especial para el «Guernica », último exiliado español, que regresó en 1981, tras una larga gira por medio mundo para recaudar fondos para los refugiados españoles. Se muestran dibujos y pinturas relacionadas con el lienzo, las fotografías de Dora Maar durante su realización, el bastidor original...

En pocos días el Museo de la Armada de París inaugurará la exposición «Picasso y la guerra» . Pese a que no participó en ninguna contienda y ni siquiera fue soldado (en una foto de 1911 aparece con uniforme militar, pero se lo prestó Braque), las guerras marcaron la vida y la obra del último Don Quijote , como le definió su buen amigo Luis Miguel Dominguín .

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