Víctor García de la Concha entrega un ejemplar del «Quijote» al Papa Francisco en presencia de Darío Villanueva y Francisco Rico
Víctor García de la Concha entrega un ejemplar del «Quijote» al Papa Francisco en presencia de Darío Villanueva y Francisco Rico - EFE

La RAE y el Instituto Cervantes entregan al Papa un ejemplar del «Quijote»

El Pontífice recibió, en una audiencia en su biblioteca privada que duró veinte minutos, a Darío Villanueva, Víctor García de la Concha y Francisco Rico

Corresponsal en el Vaticano Actualizado: Guardar
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El Papa Francisco leyó el «Quijote» cuando era estudiante de enseñanza media, rama de ciencias, en Buenos Aires y después lo enseñó a sus alumnos cuando era profesor de literatura, según ha comentado hoy en su biblioteca privada a los directores del Instituto Cervantes y de la Real Academia Española.

En una audiencia muy larga y «verdaderamente conmovedora», en palabras de Víctor García de la Concha, el Papa les agradeció la entrega de un ejemplar del «Quijote» realizada con motivo del IV Centenario por el profesor y académico, Francisco Rico, quien también participó en la audiencia.

A lo largo de veinte minutos –una duración excepcional conseguida por el embajador de España en la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, quien les acompañó en la audiencia-, el Santo Padre les recibió como «viejo profesor de literatura», y se manifestó encantado con el mejor regalo: un libro.

El director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, comentó que el entonces profesor Jorge Bergoglio «hacía ‘literatura creativa’, pidiendo a los alumnos que escribiesen cuentos. Una vez invitó a Borges a visitar el colegio y, como los cuentos eran tan buenos, el escritor aceptó hacer el prólogo de la publicación». Darío Villanueva informó al Papa que la edición en línea del Diccionario de la RAE recibió el pasado mes de marzo 61 millones de consultas.

Más que una audiencia, fue un encuentro de amantes de la literatura, iniciado con el recuerdo de una frase dictada por Miguel de Cervantes tres días antes de su fallecimiento: «¡Regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!».

Al entregarle el ejemplar, el profesor Francisco Rico explicó que, hace cuatrocientos años, «las hojas de los manuscritos de los escritores se escribían y numeraban de modo que coincidiese exactamente con la edición impresa, pero a veces se confundían… Al Papa se le iluminaba el rostro viendo estos detalles».

En ese clima de confianza, le propusieron que algún día cite en el Ángelus del domingo algunas de tantas frases de Cervantes que invitan a la reflexión. Francisco ha citado autores clásicos españoles en sus discursos y homilías en varias ocasiones.

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