«La nevada» desértica de Goya no fue causa del cambio climático

Este cartón para tapiz del Museo del Prado recobra sus gélidos colores originales, tras una restauración de quince meses

El cuadro de Goya antes y después de las labores de restauración MUSEO DEL PRADO

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¿Ha llegado el cambio climático hasta las salas del Prado ? ¿Ha aumentado la temperatura del museo hasta el punto de cambiar las estaciones pintadas por Goya? De momento, no, aunque habrá quien piense lo contrario. A simple vista, parecía que los tres personajes centrales de «La nevada (o El Invierno)», de Goya , atravesaban el desierto más que un paisaje nevado en plena ventisca invernal. Eran colores cálidos, cuando en realidad los que pintó Goya eran gélidos. Es uno de los cartones para tapices que hizo Goya entre 1786 y 1787 con el tema de las cuatro estaciones del año, destinados a decorar el comedor de los Príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa, María Luisa de Parma) en el palacio de El Pardo.

La obra ha pasado durante los últimos quince meses por el taller de restauración del Museo del Prado. Ha estado en buenas manos, las de Elisa Mora . «Lo pedía a gritos», advierte. Necesitaba pasar por «quirófano»: los barnices se habían oxidado, produciendo un tono ocre, amarillento, en la superficie pictórica, que ahora recupera la gama original de grises (más que blancos) que utilizó Goya para dar esa sensación de frío. Es la primera vez en la Historia del Arte que se representó el invierno de manera realista, no idealizada.

Desde el lunes cuelga de nuevo en la sala 85 de Villanueva . Explica la restauradora que los problemas no solo eran los barnices. Sufría más daños. Los cartones para tapices no se consideraban obras de arte, sino meros instrumentos de trabajo. Un material, por tanto, que, lejos de cuidarse, solía enrollarse, doblarse e incluso desecharse. La última vez que se restauró esta obra (óleo sobre lienzo, 275 por 293 centímetros) fue en 1870, cuando fue reentelada y se le aplicaron los barnices. Era necesario, explica Mora, quitar los retoques alterados y reintegrar las pérdidas de pintura .

Es la segunda obra de la serie de las estaciones de Goya que se restaura en el Prado. La primera fue «La era (o El verano)», que llevó a cabo Almudena Sánchez . Quedan aún sin remozar «Las floreras (o La primavera)» y «La vendimia (o El otoño)», en mejor estado de conservación. El Prado dio a conocer públicamente esta restauración vía Instagram y Twitter.

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