Lucía Bosé, la actriz que fue protagonista de su propia vida
Su personalidad iba más allá de ser «la mujer de Luis Miguel Dominguín» o «la madre de Miguel Bosé»
Para algunos, los más jóvenes, era la madre de Miguel Bosé . Para otros, más mayores, la mujer de Luis Miguel Dominguín . Pero Lucía Bosé , fallecida ayer a los 89 años por causas no determinadas, según su familia (aunque algunos medios apuntaban al coronavirus), no precisaba de esa coletilla de «mujer de...» o «madre de...»; su personalidad y su trayectoria le otorgan suficiente protagonismo. El que le dieron en su día Giuseppe di Sanctis, Michelangelo Antonioni , Juan Antonio Bardem , Luis Buñuel, Jaime Camino, Federico Fellini , Jeanne Moreau y Adolfo Marsillach, entre otros.
Y es que ya se lo dijo Luchino Visconti cuando la vio detrás del mostrador de una pastelería en Milán, donde trabajaba, cuando ella tenía 16 años: « Tú eres un animal cinematográfico ». «En aquel momento -recordaba ella en la presentación de sus memorias, hace apenas unos meses- me pareció un loco. Fue como un hermano, un amante. Di a Visconti lo que he dado a pocos hombres, un amor verdadero».
Pero si se habla de amor y de Lucía Bosé, el nombre que aparece es otro; el del torero Luis Miguel Dominguín , al que conoció durante una fiesta en la Embajada de Cuba, cuando la actriz vino a España para rodar «Muerte de un ciclista» a las órdenes de Juan Antonio Bardem. « El torero y yo nos amamos locamente en mi habitación del Castellana Hilton, donde me alojaba para hacer la película... Durante tres días y tres noches seguidas nos amamos ininterrumpidamente», relató en su día según recoge Begoña Aranguren en la biografía que escribió de la actriz, « Lucía Bosé. Diva divina ».
Dominguín, una de las máximas figuras del toreo en aquella época, se la robó al cine (ella, por su parte, se lo robó a Ava Gardner ). «¿Que por qué dejé el cine? ¡Por amor! -dijo hace unos meses a ABC en una entrevista-. Dejé el cine para casarme con el torero. ¿Qué más quiero? Valía la pena hacerlo». Se casaron dos veces: la primera, por lo civil, en Las Vegas, el 1 de marzo de 1955; la segunda, ya en Madrid y por la Iglesia, el 19 de octubre del mismo año. Dominguín y Bosé tuvieron tres hijos -Miguel (1956), Lucía (1957) y Paola (1960 )- durante los doce años que estuvieron casados. Las constantes infidelidades del torero colmaron la paciencia de la actriz, que decidió separarse de él en la España de 1967, en una prueba más de su personalidad y su decisión. « Me cansé de cuernos, porque era la mujer más cornuda de España», diría años más tarde Lucía Bosé en una entrevista.
Vuelta al cine
La separación devolvió a Lucía Bosé al cine. Aquel que le había abierto las puertas después de ganar en 1947, con apenas 17 años recién cumplidos -había nacido en Milán el 28 de enero de 1931-, el título de Miss Italia, por el que competía también Gina Lollobrigida . Hasta que dejara el cine por amor, Lucía Bosé había rodado películas como «No hay paz debajo de los olivos», a las órdentes de Giuseppe di Sanctis ; «Crónica de un amor» y «La señora sin camelias», de Michelangelo Antonioni; «Traicionada», de Mario Bonnard, y, sobre todo, la mencionada «Muerte de un ciclista». Sería la primera película que rodaría en España, donde se quedaría ya definitivamente y tenía en ella a Alberto Closas como compañero de cartel.
En su regreso al cine tras su separación, trabajó en películas como «Nocturno», de Pere Portabella; «Satiricón», de Federico Fellini; «Sotto il segno dello scorpione», de los hermanos Taviani; «Del amor y otras soledades», de Basilio Martín Patino ; «Un invierno en Mallorca», de Jaime Camino; «Metello», de Mauro Bolognini; «L'ospite», de Liliana Cavani; «La casa de las palomas», de Claudio Guerín; «Nathalie Granger», de Marguerite Dura s; «Manchas de sangre en un coche nuevo», de Antonio Mercero; «Lumière», de Jeanne Moreau; «Los viajes escolares», de Jaime Chávarri; «Crónica de una muerte anunciada», de Francesco Rosi; «El niño de la luna», de Agustí Villaronga; o «One more time», de Pablo Benedetti y David Sordella, la última vez que se puso, en 2013, delante de las cámaras.
De su fugaz paso por televisión se recuerda su participación en una legendaria serie de la televisión en blanco y negro: « La señora García se confiesa », escrita y coprotagonizada por Adolfo Marsillach . Después volvería a este medio de forma esporádica en Italia en títulos como «Capri», «Alta società», «Le gorille», «La cartuja de Parma».
Tras la muerte de Dominguín, en mayo de 1996, se produjo una transformación física en Lucía Bosé, reflejada en un pelo color azul eléctrico - «azul pavo», en el argot taurino - que le acompañó ya el resto de su vida. Fue su nieta Bimba la que tiñó el pelo a su abuela de ese color que fue un sello de su personalidad. Hasta el portón de entrada de su casa en Brieva (Segovia) , donde se refugió en sus últimos años, estaba pintado en ese tono.
Su museo de ángeles
Estos últimos años voluntariamente alejada del ruido -al que volvía, especialmente a algún plató televisivo- los dedicó a su Museo de los Ángeles -«seres de luz que nos protegen y nos acompañan»-, un viejo sueño para el que rehabilitó una antigua fábrica de harina en Turégano (Segovia); lo abrió en el año 2000 y lo tuvo que cerrar pocos años después.
La poesía era otra de las pasiones de Lucía Bosé, que en 1973 publicó el libro «Poemas de Somosaguas», y que prestaría su voz para el disco «Una pequeña abeja enfurecida» (2012), en el que Giovanni Nuti cantaba a la poetisa Alda Merini; y hasta se atrevió a cantar junto a Paco Clavel en el disco «A la manera de Vainica Doble» (2017). El año pasado publicó su biografía, «Fragmentos de Lucia Bosè», escrita por Roberto Liberatori.
Y así la despidió su hijo Miguel en twitter : «Queridos amig@s ... os comunico que mi madre Lucía Bosé acaba de fallecer. Ya está en el mejor de los sitios. #MB».
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