Federico García Lorca, en una imagen de 1925
Federico García Lorca, en una imagen de 1925

El legado de García Lorca podría haber acabado en Texas

La familia del poeta granadino estuvo considerando la opción de trasladar el archivo al Harry Ransom Center, antes de que el Gobierno lo declarara Bien de Interés Cultural

MADRID Actualizado: Guardar
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La memoria de Lorca no descansa tranquila. Desde hace años se han ido sucediendo los seísmos, los conflictos de distinto tono, en torno a su legado, cuando no son sus huesos los que están en danza. El último terremoto tuvo su epicentro en el verano del año pasado y parece ser que fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Laura García Lorca, quien empezó a valorar muy seriamente llevarse todo lo que contiene el archivo del poeta fuera de España. A saber: un total de 19.000 documentos que están fechados entre los años 1909 y 2014. El destinatario de tan sustancioso conjunto documental se valoraba que fuera el Harry Ransom Center, de Texas (EE.UU), ya famoso por tener entre sus bienes custodios el legado de Jorge Luis Borges, William Faulkner, Virginia Woolf, Hemingway y David Foster Wallace.

La última pieza que se ha cobrada –más bien pagado: 2,2 millones de dólares– es Gabriel García Márquez.

Esta idea que rondaba la cabeza de Laura García Lorca era un secreto a voces entre sus más directos colaboradores. Todos aquellos que han vivido bien de cerca lo que ha sido el último año en torno a la apertura en la ciudad de Granada del Centro García Lorca. Un edificio de lujo que ella veía como una cárcel de lujo, dadas las pocas garantías de seguridad y confianza que el Ayuntamiento de la ciudad y los organismos implicados en su gestión le ofrecían. Todo el mundo tenía mucha prisa en pillar los papeles, quedarse con el legado, pero sin saber muy bien para qué, más que para guardarlo en una caja fuerte sin un proyecto adjunto de investigación en torno a la obra del poeta y su herencia documental. Granada –sus reponsables administrativos–, ya tiene en su haber otro legado cuya gestión también acabó en polémica: el del pintor José Guerrero.

La sucesión cronológica de los hechos –hasta llegar al día de hoy, en que se declara Bien de Interés Cultural el archivo del poeta ante las sospechas de que todo salga de España– arranca con el retraso en la inauguración del edificio. La exposición inaugural, que llevaba por título el muy surrealista de «-Señor -¿Qué? -El público -Que pase», también acabó demorándose. Su comisaria, Virginia Torrente, había recibido el encargo de reunir alrededor de la memoria de Lorca a una selección de jóvenes artistas. Al retraso en la apertura se sumaron los impagos. Una muestra que cuesta un dinero que no se paga y que además permanece abierta poco tiempo para las ambiciones del proyecto

Mejor vida

El vaso de Laura García Lorca se iba llenando hasta al punto de que para la siguiente exposición en cartel, preparada por Enrique Juncosa, no deja ni uno de los documentos, obras y papeles que estaban previstos que fueran expuestos junto a los trabajos de una serie de creadores contemporáneos. No se fía de que lo mismo que salen de sus manos no vuelvan nunca más. Teniendo en cuenta que el legado de García Márquez fue recibido por el Harry Ransom Center con alaracas en forma de Congreso Internacional sobre su obra, no es de extrañar que los herederos de Lorca se pensaran dar una mejor vida al archivo del poeta, visto lo visto.

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