La Fundación Banco Santander recupera la voz de dos grandes escritoras maltratadas por su tiempo

Fueron dos mujeres enormes y maltratadas por su tiempo, que dejaron tras de sí una vida y una obra que, por fortuna, no ha muerto. Mercedes Pinto (1883-1976) fue una escritora y periodista española, apodada como «la poetisa canaria», que fue desterrada durante la dictadura de Primo de Rivera por una conferencia pronunciada en la Universidad Central de Madrid titulada «El divorcio como medida higiénica», y que vivió el resto de su vida en Latinoamérica. Por su parte, Teresa Wilms Montt (1893-1921) fue una autora chilena precursora del feminismo, que tuvo una biografía agitada y dura que terminó con su suicidio tras la profunda depresión en la que cayó por la separación forzosa de sus hijas por decisión familiar.

Estos dos nombres son los que acaba de recuperar la Fundación Banco Santander dentro del proyecto Cartasvivas.org , una biblioteca audiovisual testimonial, gratuita y online, que rescata la historia íntima de pensadoras y autoras relevantes a través de sus testimonios. Se trata de reivindicar y poner a disposición de todos las palabras de mujeres que jugaron un papel importante en el siglo XX o que vivieron activamente el contexto social y literario de España e Iberoamérica. Todo ello a través de píldoras audiovisuales que condensan sus experiencias personales y artísticas.

«Cartasvivas» es una idea original de la cineasta Paula Ortiz , profesora de la Universidad de Barcelona, y la catedrática de la Universidad de Exeter y escritora Nuria Capdevila-Argüelles . Ambas presentaron virtualmente esta nueva «cosecha», acompañadas de las actrices Ruth Gabriel y Micaela Breque , que interpretan a Mercedes Pinto y Teresa Wilms Montt, respectivamente.

«En respuesta a la situación de emergencia educativa que está ocurriendo durante la pandemia hemos decidido responder preparando además una serie de podcasts sobre la historia de la mujer en el siglo XX y sobre nuestras "Cartasvivas"», ha afirmado Capdevila. Para ella, estas dos protagonistas representan una «sed de libertad, insatisfecha pero perenne y justa, que extienden a todas las mujeres».

Por su parte, Paula Ortiz ha insistido en que este es «un proyecto en continuo crecimiento donde seguir mostrando las luces y sombras de mujeres que trataron de adelantarse a su tiempo y no siempre lo consiguieron». Además, ha destacado que «estamos ante unas piezas que son cartas habla das, pronunciadas, voces lanzadas desde el pasado, que evocan y tejen nuestra memoria», pero que lo hacen apelando a la intimidad, pues expresan cosas que solo dirían a través de una misiva a alguien cercano. En definitiva: una confesión dicha en voz baja, pero que ahora puede ser escuchada por cualquiera. Esa es su importancia.