Aspecto de las excavaciones de la vivienda de Shakespeare
Aspecto de las excavaciones de la vivienda de Shakespeare - ABC

Una excavación aflora los restos de la cocina de William Shakespeare

La vivienda original fue demolida a mediados del XVIII, por un reverendo harto de turistas literarios

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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El próximo 23 de abril se cumplirán cuatrocientos años desde la muerte de Shakespeare, curiosamente un día después que Cervantes. El Reino Unido se prepara para celebrarlo a lo grande, porque sabe que la cultura es la base de lo que se viene a denominar su «poder blando». Habrá un sonado festival en su pueblo natal, Stratford-upon-Avon, cortometrajes proyectados en pantallas que mostrarán resúmenes de sus obras en las riberas londinenses del Támesis, nuevas ediciones y por supuesto, todo tipo de conjeturas y hallazgos más o menos fabulosos.

Como aperitivo, la fundación que vela por el legado shakesperiano en Stratford ha completado las excavaciones de lo que fue la cocina y despensa de la última vivienda que poseyó el genio, New Place. Será visitable desde la próxima primavera y permite fabular con la intimidad del genio, pues los arqueólogos han encontrado restos de utensilios para comer y cocinar, un pozo, la cocina, la fresquera y hasta lo que se supone que era el almacén para fabricar cerveza.

Las catas han costado siete millones de euros, pagados en parte por la lotería del Estado.

Shakespeare, que murió a los 52 años por causas desconocidas, retornó a su pueblo natal a pasar sus últimos años con una mujer ocho años mayor que él, Anne Hattaway, a la que se cree que no estimaba demasiado (es sonado que en su testamento le legó «mi segunda mejor cama»). Compró New Place en 1597, con lo que había ganado con sus éxitos teatrales en Londres. Era una vivienda realmente impresionante, la segunda mayor de Stratford. Según los últimos estudios, disponía de un salón, veinte habitaciones y diez hogares para la lumbre. Allí pasó sus últimos años de vida y allí murió. También compuso sus obras crepusculares hasta la que bajó el telón, «La tempestad».

A ciencia cierta, de Shakespere sabemos muy poco; que su padre fabricaba guantes y llegó a lucir título de gentilhombre y que su familia era probablemente criptocatólica. Nos consta que el genio se casó de penalti con Anne, a la que no quería (o quería poco); que se escaqueó pronto rumbo a Londres; que escribió sonetos homo eróticos para adular a su mecenas, el conde de Southampton, y que dedicó versos sofocados a una morena que lo desataba, la Dama Oscura. Creemos que era rijoso y buen contable, que se volvía a Stratford cuando la peste apretaba en Londres, que hizo un pequeño capital y pilló alguna venérea. Nos abruma ver como tocó todos los palos de la psique: el vitalismo cómico que nos rinde (Falstaff), la inteligencia irónica (Hamlet), el amor fou (Romeo y Julieta), el demonio de los celos (Otelo), la locura de un padre destrozado (Lear).

Pero datos que se dan por ciertos no están probados. Por ejemplo ninguno de sus retratos se tomó en vida del dramaturgo. En cuanto al parque temático de los lugares shakesperianos de Stratford, casi todo son reconstrucciones tardías. New Place fue derribada en 1759 por su dueño de entonces, el reverendo Francis Gastrell. En 1876 el solar fue comprado por el Shakespeare Birthplace Trust, que ajardinó la zona que antaño ocupaba la casa. El reverendo estaba harto del turismo shakesperiano, que ya existía a mediados del XVIII. Primero cortó una morera que se decía que había plantado el propio Will. En represalia los vecinos le apedrearon las ventanas. Luego pidió permiso para ampliar su jardín y cuando se le denegó, derruyó la casa. El enojo vecinal fue tal que hubo de dejar la villa.

La vivienda Tudor convertida en museo que hoy se visita en el lugar que algún día ocupó New Place es la llamada Nash’s House, levantada por el marido de Elisabeth, nieta del bardo.

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