Obituario

Edita Gruberova: La diosa de la coloratura

La soprano eslovaca nos ha dejado esta semana y con ella se ha marchado una voz espectacular, de las que crean afición

Pep Gorgori

La escuché en directo solamente dos veces, pero fueron dos noches que llevo incrustadas en los tímpanos como un recuerdo imborrable. La soprano eslovaca Edita Gruberova (1946-2021) nos ha dejado esta semana y con ella se ha marchado una voz espectacular, de las que crean afición. También mueren un poco los personajes de ópera sobre los que construyó su carrera, como la Reina de la Noche y Zerbinetta, de Mozart y Strauss respectivamente.

Fue precisamente su Zerbinetta la primera que escuché en un teatro de ópera, en 2002. Esa noche parecía que el Liceo, casi recién reinaugurado, tuviera que venirse abajo otra vez. La ovación tras ‘Grossmachtige Prinzessin’, quedó inmortalizada en algunos vídeos que aún corren por las redes. Esa aria es un ejemplo de lo que llamamos coloratura: doce minutos de piruetas imposibles que dejan exhausta a la más valiente, pero que tienen que interpretarse como si tal cosa, con una gran sonrisa y derrochando simpatía. Gruberova lo lograba una y otra vez, aun cuando su madurez hacía temer que ya no podría llegar a aquellos agudos estratosféricos.

Su relación con el público de Barcelona tampoco tuvo parangón. Lo certifican los treinta y cinco minutos de aplausos que se llevó tras el que fue su último recital en la casa, en 2013. Se presentó con un programa exigente, pero no especialmente espectacular: se reservaba para las propinas. Arropada por los aplausos, con la voz a punto y con ganas de dar espectáculo, acabó cantando incluso ‘O luce di quest’anima’, de ‘Linda di Chamounix’ de Donizzetti. En un comunicado, el Gran Teatro del Liceo ha señalado que Gruberova se inscribe entre las «leyendas que han pisado este escenario, ofreciendo verdarderas páginas doradas de nuestra historia». También con Donizetti actuó por última vez en el Teatro Real ese mismo año, en la versión en concierto de la ópera ‘Roberto Devereux’.

Su agilidad en los agudos, límpidos, cristalinos y aparentemente fáciles le granjeó enormes éxitos en escenarios de todo el mundo. A los prodigios de su canto se añadía su longevidad: estuvo activa hasta 2019 y abordó papeles de coloratura hasta una edad en la que muchas de sus compañeras tenían que estar ya cuidando la voz con repertorios menos atléticos.

Gruberova se dio a conocer como Reina de la Noche en ‘La flauta mágica’ de Mozart en los años setenta, y causó furor con este papel. Después vendría una larga lista de roles que incluyeron, por citar solamente unos pocos, la Julieta de ‘I Capuleti e i Montecchi’ de Bellini; Marie de ‘La fille du régiment’ de Donizetti, y los papeles protagonistas de Semiramide, Lucrezia Borgia, Maria Stuarda, Anna Bolena e incluso Norma.

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