El Villarreal se cita con el Barcelona

Nunca antes el Villarreal había logrado estar en unas semifinales de Copa del Rey. Sí lo logró en la Champions. Aquella contra el Arsenal, de triste recuerdo por el penalti errado por Juan Román Riquelme. Se esfumó la final. Cerró en Getafe el equipo de Marcelino, serio, ordenado, sabiendo gestionar los momentos de arreón locales, que flirtearon cerca de la meta de Asenjo, su pase esa sabrosa eliminatoria previa a la gran final. El asunto es que el rival, duro, demasiado, es el Barcelona –el precedente liguero esta temporada en El Madrigal, fue un duelo brillante con triunfo 0-1 de los azulgrana–. Gerard Moreno certificó la clasificación con un tanto a once minutos del final del encuentro. Otro triunfo, por cierto, que da a los villarrealenses un acumulado de dieciocho encuentros consecutivos sin conocer la derrota.

El partido se rompió en el segundo tiempo. Lo del primer acto, encorsetado y con excesivo respeto entre ambos, muy ceñidos a la ventaja mínima cosechada por el Villarreal en la ida, dio para que el asunto se desarrollase equilibrado. Los azulones, abanderados por Pedro León, buscaron generar en lo ofensivo por los costados. Intentar contragolpes que lograsen fracturar el orden de los de Marcelino, que, serenos con el balón, con el criterio de juego habitual, también intentaron jugar rápido para apurar a Jona. Éste y Asenjo tuvieron un par de buenas intervenciones antes del descanso, pero no destacó la cosa por que sobrasen las ocasiones.

Arengó Quique Sánchez Flores a sus futbolistas. Recordó seguramente que la ventaja del Villarreal era mínima. Aquel golpe franco maestro de Bruno Soriano que dio el triunfo a los castellonenses en la ida. Así, los azulones arrearon y empujaron a los visitantes hacia su área. A la hora de partido, los madrileños tuvieron muy cerca el gol. Un centro de Hinestroza se cerró de tal manera que Asenjo se estiró para evitar el gol y el balón se fue al larguero.

El Villarreal, pese a la fe de los de Quique, manejaron bien los tiempos. No cambiaban el guión. Calma con el balón, a la espera de encontrar el hueco para dar un latigazo definitivo al Getafe. Precisamente sucedió esto. Camino de los últimos diez minutos de partido, lanzó una acción ofensiva el conjunto castellonense, en la que Cheryshev, casi de forma involuntaria en un rebote con un rival, asistió a Gerard, que salvó la salida de Jona y marcó con la derecha. La historia acabó ahí.