La nave espacial a vapor que no se agota nunca

Científicos e ingenieros han conseguido elevar con este gas un artefacto del tamaño de un microondas. Este tipo de impulsión podría ser usada en minería de asteroides, cometas y pequeñas lunas

Aspecto de WINE (de «World Is Not Enough»). Extrae agua del suelo y la convierte en vapor para impulsarse Universidad de Florida Central

ABC Ciencia

Las velas solares ya han impulsado naves espaciales más allá de la Tierra y se plantean como una forma de viajar a otras estrellas. Ahora, un grupo de investigadores ha presentado un prototipo de nave espacial impulsada por vapor . No es una broma de la historia, sino la demostración de un concepto de propulsión para saltar entre varios puntos del Sistema Solar. Su funcionamiento se basa en extraer agua de cuerpos de baja gravedad, como asteroides o cometas, para generar vapor.

Científicos e ingenieros de la Universidad de Florida Central (EE.UU.) y de la compañía Honeybee Robotics han demostrado el funcionamiento de WINE (de «World Is Not Enough»), un prototipo del tamaño de un microondas capaz de extraer agua de una superficie porosa y arenosa para liberar vapor a presión y generar empuje . El concepto está pensado para ser empleado en pequeñas lunas, asteroides y cometas, por lo que resulta especialmente interesante para la minería de estos objetos.

«Podríamos usar esta tecnología para saltar entre la Luna, Ceres, Europa, Titán, Plutón, los polos de Mercurio o asteroides, básicamente en cualquier lugar donde hay agua y una gravedad lo suficientemente baja», ha dicho en un comunicado Phil Metzger, uno de los directores del proyecto. En teoría, ha añadido, este concepto permitiría incluso crear una nave que pudiera explorar el Sistema Solar de forma ilimitada .

Una nave que duraría «para siempre»

«WINE ha sido diseñado para nunca quedarse sin combustible y hacer la exploración más barata», ha dicho Metzger, para referirse a su capacidad de extraer agua durante su viaje para seguir propulsándose. «También nos permitirá explorar en menos tiempo, y no tendremos que esperar años hasta que las nuevas naves viajen desde la Tierra –hasta su destino– cada vez».

Metzger ha hecho estas declaraciones después de cosechar un importante éxito con WINE. Durante unas pruebas, fueron capaces de perforar una superficie rica en minerales hidratados, extraer el agua del sustrato y calentarla para generar vapor a presión. Por último, hicieron salir el gas y consiguieron elevar el aparato unos cuantos centímetros.

La tecnología es mucho más compleja de lo que parece. Metzger ha estado tres años desarrollando las ecuaciones y el programa de ordenador necesario para hacer funcionar el aparato y ajustarlo a las necesidades del entorno.

En resumen, WINE se caracteriza por usar taladros calentados que permiten evaporar el agua presente en los minerales de un suelo. Este vapor es recogido, filtrado a través de unos cristales, y conducido a una jaula de frío, donde queda congelado y almacenado. Después, este hielo se calienta y se comprime el vapor generado, de forma que al ser liberado por un orificio genere empuje.

Además, WINE cuenta con un sistema de patas móviles para desplazarse sobre las superficies y hacer varias perforaciones.

Los investigadores han señalado que, para que este concepto funcione, es indispensable instalar paneles solares para obtener la energía necesaria para la «nave», o bien alimentar los sistemas con generadores de radioisótopos.

La NASA ha financiado parte del proyecto, a través del programa «Small Business Technology Transfer», pero los investigadores están buscando ahora nuevas vías para poder llevar WINE al espacio y probar allí su funcionamiento.

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