Descubren el misterioso mecanismo que permite que los dientes de león vuelen más de un kilómetro

La estructura de los vilanos forma una burbuja de aire con forma de anillo que genera sustentación. Este diseño natural puede aprovecharse para diseñar drones altamente eficientes

La forma y la separación de los vilanos forma un pequeño remolino de aire que les permite volar grandes distancias Cathal Cummins

G.L.S.

Las plantas pueden parecerle sosas y aburridas al ojo inexperto, porque no se mueven y no parecen hacer nada interesante. Pero millones de años de evolución las han convertido en unos seres vivos perfectamente refinados , especializados en sobrevivir a todo tipo de penurias precisamente sin necesidad de moverse del sitio. Sus hojas son exquisitos sistemas de refrigeración y pueden estar cargadas de armas químicas para luchar contra los parásitos. Han desarrollado semillas o polen capaces de viajar miles de kilómetros, y cuentan con sistemas de comunicación química para alertar a sus vecinas del peligro. Algunas son expertas en el camuflaje y otras son capaces de cazar insectos. Quizás si resultan sosas es porque no se sabe apreciar sus encantos vegetales.

Un estudio que se ha publicado recientemente en la revista Nature, y financiado por el Leverhulme Trust y la Royal Society, ha puesto el foco en una flor que casi todos conocemos como «diente de león», y que en realidad agrupa a multitud de especies. Ahora, y gracias a una meticulosa investigación en la que se han usado túneles de viento, los investigadores han averiguado que los dientes de león son capaces de volar hasta distancias de más de un kilómetro, gracias a una forma de vuelo que no se había observado hasta ahora .

«Echar un vistazo de cerca a las estructuras más ingeniosas de la naturaleza revela cosas novedosas», ha dicho en un comunicado Cathal Cummins , líder del trabajo e investigador en la Universidad de Edimburgo (Gran Bretaña). «Nosotros hemos encontrado una solución natural para el vuelo que minimiza los costes energéticos y materiales, y que puede ser aplicada para diseñar tecnología sostenible ».

El descubrimiento ha confirmado, por tanto, que los dientes de león, que suelen incluirse en la categoría de «malas hierbas» –con la que se designa a las plantas que crecen en un determinado lugar de forma natural–, son uno de los seres vivos más capaces a la hora de volar.

La familia de las margaritas

Los dientes de león son plantas de la familia de las plantas compuestas o asteráceas , que está formada por vegetales que tienen flores parecidas a las margaritas. Como su nombre indica, estas flores son compuestas, y están formadas por un número muy alto de pequeñas flores –en el caso de la margarita hay flores amarillas en el centro y flores blancas en los extremos, que hacen la función de pétalos—.

Un diente de león en flor WIKIPEDIA

Las flores del diente de león son amarillas. Pero los frutos se organizan en unas estructuras llamadas aquenios o cipselas, que quedan suspendidos de un filamento unido a una especie de paraguas de pelillos y que se llaman vilanos . Son precisamente estos vilanos, de color blanco, los que hacen que al soplar un diente de león todas sus semillas salgan volando.

Si se presta atención a los dientes de león, se puede observar que los vilanos no tienen una forma parecida a la de un paracaídas o nada similar a unas alas. En lugar de eso, unos pequeños filamentos se abren hacia arriba , desde un eje central, y dejan un importante espacio entre ellos. ¿Cómo puede ser entonces, que vuelen tan bien? ¿Podría usarse su técnica de vuelo para construir drones o cosas más grandes?

La respuesta: una burbuja de aire

Investigadores de la Universidad de Edimburgo se hicieron esta pregunta. Así que diseñaron toda una batería de experimentos para tratar de desvelar el secreto del vuelo de los dientes de león. Así han averiguado que la estructura de los vilanos permite la formación de una burbuja de aire , con forma de anillo, a medida que el gas se desliza entre los vilanos. Esto genera un empuje suficiente como para permitir que los dientes de león vuelen más de un kilómetro sin tocar el suelo.

La forma y la separación de los vilanos genera una burbuja de aire, a la derecha, que genera sustentación Cathal Cummins

Los científicos han bautizado esta burbuja de aire como «anillo en vórtice separado», porque no está unido a los vilanos, sino que es estabilizado por el aire que fluye a través de ellos un poco más arriba.

El refinamiento de los dientes de león va más allá. El espaciamiento que existe entre los vilanos es tal que permite que la burbuja de aire se forme justo por encima de la estructura. Según los cálculos de los investigadores, así se logra un vuelo cuatro veces más eficiente que el que se lograría con un paracaídas en miniatura .

Por eso, ven posible que se pueda emular el diseño de los dientes de león para desarrollar pequeños drones voladores, útiles para multitud de tareas. Y todo por prestar atención a cosas que se suelen considerar nimias, pero que en realidad son más exquisitas de lo que se puede imaginar.

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