El profesor Mark Sims, de la Universidad de Leicester, en la rueda de prensa en Londres por el hallazgo del Beagle 2
El profesor Mark Sims, de la Universidad de Leicester, en la rueda de prensa en Londres por el hallazgo del Beagle 2 - EFE

Beagle 2, una misión ambiciosa que acabó en fiasco

El rover iba cargado de sofisticados instrumentos para buscar señales de vida en Marte

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El Beagle 2, cuyo hallazgo sobre la superficie de Marte ha sido anunciado este viernes tras once años desaparecido, era el primer rover europeo diseñado para explorar otro planeta. Partió desde el cosmódromo kajazo de Baikonour un 2 de junio de 2003 a bordo de la nave Mars Express y tardó seis meses en llegar al Planeta Rojo. Este viaje ya se consideraba un éxito para la Agencia Espacial Europea (ESA), nueva en estas lides interplanetarias, pero los desafíos eran muchos y muy arriesgados, y la misión científica, muy ambiciosa para un presupuesto tan limitado.

El rover formaba parte de la misión Mars Express, en la que, en un tiempo récord, participaron 24 empresas europeas y que costó 300 millones de euros, mucho menos de lo que habitualmente maneja la NASA.

El objetivo del Beagle 2 era buscar señales de vida en el Planeta rojo. Para ello, los científicos habían elegido como lugar de aterrizaje una extensión de 300 kilómetros de largo y 150 de ancho en una cuenca del hemisferio norte y próxima al ecuador, llamada Isidia Planitia, una llanura con sedimentos aparentemente acumulados por la presencia de agua en el pasado. Además, era abierta y con pocas piedras, lo que reducía el riesgo de un accidente.

Para realizar su trabajo, el vehículo tenía una serie de sofisticados instrumentos científicos, entre ellos dos cámaras, sensores ambientales, un pequeño perforador, una taladradora, un microscopio y dos espectrómetros para analizar la composición interna de las piedras marcianas. Todos situados en el extremo de un brazo robótico, con la excepción de un analizador de gases con hornos para calentar muestras de suelo y rocas, y que debía buscar elementos químicos propios de la vida y del agua.

El Beagle 2 se separó de la nave Mars Express poco antes de llegar a su destino. La maniobra era muy delicada, ya que una vez liberada, no era posible comunicarse con el aterrizador hasta que llegara al suelo y el laboratorio se abriera para exponer a la luz sus paneles solares y cargar sus baterías. Por desgracia, los paneles solo se abrieron parcialmente, lo que hizo que la comunicación no fuera posible y el vehículo desapareciera hasta hoy.