Nuevo doctor en tauromaquia

El domingo en la localidad abulense de Navas del Marqués se escribió una nueva página del toreo catalán. En Navas del Marqués, sí. En una modesta plaza de toros se volvió a repetir el rito del doctorado. El momento en que un hombre vestido de luces da un salto definitivo en su carrera, el instante en que es investido matador de toros. De novillero a matador. De competir en el escalafón inferior a estar dispuesto a enfrentarse al toro bravo en toda su plenitud.

Jesús Fernandez, un joven de Sant Boi de Llobregat que lleva unos años luchando por el sueño del toreo, es ya matador de toros. Un paso más en una carrera nada fácil. César Jiménez le cedió el toro de la alternativa en presencia de Manuel Escribano, un ejemplar de Sánchez Urbina al que le corto las dos orejas.

Triunfo que agrandó en el último de la tarde al que también desorejó. Cuatro orejas y salida a hombros junto a su padrino. La tarde anhelada hecha realidad.

No pude verlo, pero cuentan las crónicas que especialmente ante su segundo enemigo lució a un gran nivel. Las buenas condiciones del toro le permitieron mostrar su concepto del toreo cuando ya los nervios de la alternativa se habían disipado.

A partir de ahora las cosas no van a ser fáciles, comienza una nueva etapa, más dura si cabe que lo que ha vivido hasta el día de hoy. Es el momento de recordar todo lo bueno, las tardes de gloria en la Monumental catalana. También los días de sangre y fuego de Las Ventas. Todo ese bagaje ha de ser el que le haga tomar impulso para afrontar un futuro que en lo personal ojalá le sea lo más halagüeño posible, pero que tiene igualmente otra connotación, la de la batalla por la Fiesta en su tierra.

Hace unos días, Jesús ponía el ejemplo de todo lo vivido en Cataluña ante los ataques que se están viviendo en otros lugares de España, y clamaba libertad. Ahora, ya matador de toros, es otro bastión más para abanderar esa lucha.