el mentidero

El «corralito», Colau y otras conexiones argentinas

Las estridencias de la escuela Podemos molestan al vecino de Colau en la plaza Sant Jaume

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Los planetas de este misterioso microcosmos catalán, donde las listas electorales se tragan a los políticos como si fueran el triángulo de las Bermudas, se han alineado hasta formar el curioso eje Barcelona-Buenos Aires. Todo tiene su explicación, me cuentan quienes conocen a Jordi Borja, padrino de la alcaldesa Ada Colau y actual presidente del Observatorio DESC. De esta ONG defensora de los derechos civiles procede el núcleo duro de la edil, entre ellos su número dos, el argentino Gerardo Pisarello. DESC recibe anualmente la nada desdeñable cifra de 700.000 euros en subvenciones públicas destinadas a «educar» a comunidades latinoamericanas en temas como la vivienda «de género» o la «soberanía alimenticia».

Dicen que el reputado urbanista y ex teniente de alcalde con Pasqual Maragall, hizo las maletas y las «américas» para seguir a una mujer, que le introdujo en los círculos peronistas y contestarios creados en Argentina tras la dictadura.

De este país procede el «escrache», importado por Borja y practicado por su alumna más aventajada, Ada Colau, para impedir desahucios. El activismo argentino siempre ha tenido un toque artístico, casi de «performance», que la alcaldesa de Barcelona y sus acólitos han intentado adaptar, aunque con menos estilo. Recordemos a la propia Colau y a su marido, Adrià Alemany, disfrazados de «Supervivienda» e irrumpiendo en la campaña de las elecciones municipales de 2007. Aunque, para espectáculo transgresor, el de la nueva «dircom» municipal, Águeda Bañón, cuyo escatológico posado/orinado en la Gran Vía de Murcia deja en papel mojado -perdón- la ordenanza municipal de civismo.

Las estridencias de la escuela Podemos molestan al vecino de Colau en la plaza Sant Jaume. Mucho más sobrio, sieso diría yo, el presidente Artur Mas se encuentra en medio de ese eje catalano-argentino y, casualidades de la vida, la semana pasada le estalló un «corralito» en la cara. Como se sabe, antes que Grecia fue Argentina la que sufrió el cierre bancario. Ahora resulta que un informe del Consejo Asesor de la Transición Nacional avisa de que esa asfixia financiera puede producirse si Cataluña logra la independencia. «La estrategia del Gobierno español de crear resistencia y la respuesta ciudadana en Cataluña pueden llegar a crear una situación de gran inestabilidad financiera (incluida la posibilidad de un “corralito”)», dice el estudio. Gran dilema el de Mas: o defiende las normas y la pertenencia a la UE, lo que le posiciona junto a Mariano Rajoy, o apoya el derecho a decidir del pueblo griego, gobernado por la izquierda que inspira a Podemos.

Lo que le falta a Artur Mas para convencer a los de la «lista sin políticos» es pasar del victimismo al martirologio vía «escrache judicial». Es decir, que el Tribunal Superior de Justicia le cite a declarar como inculpado por la consulta secesionista del 9-N antes las elecciones de septiembre, y que su séquito rodee el Palacio de Justicia. ¡Qué magnífica foto! Eso no hay «vía catalana» que lo supere.

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