por hontanares

Una mujer me explica

Hay políticos que enseñan a despreciar el sur de España, a tratar como enemiga a Castilla

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Una mujer me explica: «nunca me he sentido realmente española; nací en Caracas de padre granadino y madre zaragozana, emigrantes en Venezuela. Desde los seis años resido en Cataluña. Nunca he tenido orígenes. Era ciudadana del mundo. Mis simpatías con Cataluña estaban. Por un estudio académico he buscado a mis ancestros. Llamo al Registro Civil de Benalúa de Guadix y, con acento y desparpajo granadino, me responden sobre el nacimiento de mi abuelo paterno. Telefoneo al Registro Civil de Sestrica y, con voz baturra, me contestan acerca del acta de defunción de mis bisabuelos maternos. Contacto con el Registro Civil de Fonelas, aledaño al primero, y me informan del nacimiento de mi padre. A medida que investigo mis orígenes descubro que soy española, que de tantos lugares de España proceden mis raíces, que son tan mías como mi vida actual, y a las que he soslayado durante años».

Alzo una reflexión al viento: se es de donde se nace y de donde se pace, se es de donde se muere y de donde se procede, se es desde el ayer y hacia el mañana, todo integra el ser que somos. Injusto es orillarlo, ingrato es desconocerlo.

Como las reticulares raíces de la hiedra enredadera, que se posan por doquier en tiestos, paredes y enrejados, su flor no existe aislada, sino en conexión con los orígenes de los que nace y proyectándose hacia el mañana en el que termina, en íntima conexión con otras plantas y terrenos.

Hay políticos que enseñan a despreciar el sur de España, a tratar como enemiga a Castilla, a tildar de expoliadores a los meridionales, a adivinar conspiraciones urdidas en las zahúrdas de Madrid. Hay ideologías que ensalzan unas raíces criadas entre el Pirineo, el Ebro y el Mediterráneo y que, cuando menos, ignoran las procedentes de otras porciones de nuestra piel de toro. Hay hombres que enfrontan y enfrentan a los hombres de nuestras Españas.

¡Qué horror! ¡Qué horror familiar, qué horror ancestral, qué horror político y moral!

Y, para nuestra desdicha, lo cometen en nombre de una de nuestras muchas tierras, cuyo nombre expropian, porque se creen únicos, solos y aislados, porque ignoran las conexiones vitales con las otras flores de España.

Ángel Puertas es jurista.

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