Los hijos del Infante Don Carlos tributan las últimas reverencias a su padre, el Duque de Calabria
Los hijos del Infante Don Carlos tributan las últimas reverencias a su padre, el Duque de Calabria - ERNESTO AGUDO

El último Infante descansa en El Escorial

Los cuatro Reyes despidieron al Duque de Calabria en una solemne ceremonia en la que se le tributaron honores fúnebres

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El último Infante varón de España, Don Carlos de Borbón-Dos Sicilias, Duque de Calabria, primo hermano de Don Juan Carlos y tío del Rey, ya descansa en su sepultura del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, el gran panteón que Felipe II mandó construir por encargo de su padre, Carlos I, para enterrar a sus antepasados y descendientes. La despedida de Don Carlos ha sido solemne y austera, y a ella han asistido los cuatro Reyes y las Infantas Doña Elena, Doña Cristina y Doña Margarita.

Antes de la misa córpore insepulto que ha oficiado en la Basílica el capellán castrense, Juan del Río, los restos mortales de Don Carlos han recibido honores fúnebres de Infante en la Lonja del Monasterio.

El féretro del Infante, cubierto con la bandera de España, ha recorrido la Lonja en un sencillo armón, tirado por seis caballos negros, escoltado por guardias reales con las armas a la funerala mientras las campanas del Monasterio tocaban a muerto. Detrás del féretro, caminaban sus cinco hijos, Cristina, María Paloma, Pedro, Duque de Noto; Inés y Victoria, vestidos de luto riguroso.

Cuando el armón pasó ante el Batallón de la Guardia Real que le rendía honores, se detuvo ante la bandera nacional, se disparó una salva y se interpretó el himno nacional. Siguió avanzando el armón hasta la Puerta del Patio de Reyes, donde esperaban Don Felipe y Doña Letizia, la viuda de Don Carlos, Doña Ana de Francia, acompañada por los familiares más directos. También estaban el ministro de Justicia, Rafael Catalá; el jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín, y el presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri, que después entregarían los restos mortales del Infante a los monjes agustinos del Monasterio para su custodia.

Ocho guardias reales tomaron entonces el féretro para llevarlo en hombros hasta el interior de la Basílica, donde aguardaban los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, las Infantas Doña Elena, Don Cristina y Doña Margarita, acompañada por su marido, Carlos Zurita, y el resto de los asistentes a la ceremonia religiosa.

Don Felipe y Doña Letizia encabezaron el cortejo fúnebre y, cuando accedieron al templo, ocuparon su lugar en el lado del Evangelio del altar mayor, mientras que Don Juan Carlos y Doña Sofía se situaron en un sitial adelantado ante los bancos.

Una vez finalizada la ceremonia religiosa, los restos mortales de Don Carlos fueron depositados en el llamado Pudridero de Infantes, donde permanecerán unos 25 años, hasta que sean trasladados a su sepultura definitiva, el Panteón de Infantes. En este último traslado, acompañaron al féretro el ministro de Justicia, el jefe de la Casa del Rey, el presidente de Patrimonio Nacional y el prior del Monasterio, Modesto García.

Cuando los restos mortales del Infante abandonaron el templo, los cuatro Reyes se acercaron a los familiares de Don Carlos para presentarles sus condolencias.