El reto de Doña Letizia

Lo tenía muy difícil porque era la primera Reina que no nació en una Familia Real, y su predecesora, Doña Sofía, había puesto el listón muy alto. Aún así, ha sabido ganarse el aprecio de los españoles

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Después de diez años de entrenamiento como Princesa de Asturias, Doña Letizia tenía una idea muy aproximada de lo que se esperaba de ella en esta nueva etapa. Sabía que lo tenía difícil porque debía relevar a Doña Sofía, que después de casi 39 años de reinado se encontraba en cotas muy elevadas de popularidad. De hecho, justo antes del relevo en la Corona, Don Felipe y Doña Sofía eran los miembros de la Familia Real más valorados por la opinión pública.

También iba a ser la primera Reina de España que no nació en una Familia Real y, aunque su boda con Don Felipe fue respaldada en su día por la mayoría de la sociedad, era inevitable que al acceder como Consorte a la cúspide del Estado se la examinara con lupa.

No sólo se escruta lo que Doña Letizia dice y lo que se pone -en la vida pública y en la privada-, lo que come y bebe, sus cortes de pelo y sus aficiones, sino que también se la evalúa como esposa y como madre. De hecho, la educación de sus hijas, Leonor y Sofía, es una cuestión de Estado. No hay mujer en España sometida a mayor presión mediática ni con tanta proyección pública como ella.

Esfuerzo de prudencia

Desde que se convirtió en Reina, Doña Letizia asumió la importancia de su nuevo rango y se propuso dar lo mejor de si misma. Perfeccionista, brillante, con chispa, infatigable, curiosa, con criterio y obstinada hasta el extremo, debía hacer un esfuerzo de prudencia y contención para no interferir en el estreno del reinado de su marido con titulares no deseados. Dicen que ella abrió los ojos de Don Felipe ante realidades que él apenas conocía, y algunos atribuyen a su influencia algunas de las medidas renovadoras adoptadas por el Rey.

Los otros sectores

Lo que está claro es que Doña Letizia suscita una atracción especial en los sectores que tradicionalmente no han estado en el entorno de la Monarquía. Tras su primer encuentro con los Reyes, los gays y las lesbianas destacaron la «empatía» de la Reina y el único elogio que dirigió el escritor Luis Goytisolo tras recoger el Premio Cervantes fue precisamente para Doña Letizia. «Se nota que la Reina sí ha leído mi obra», afirmó.

En el primer año de reinado, Doña Letizia no ha cometido fallos, y las encuestas la valoran positivamente. Lo único que se le fue de las manos fue cuando no midió el enorme impacto mediático que ocasionó su drástico corte de pelo. Este tipo de episodios contribuyen a forjar una imagen superficial de la Reina, muy alejado del perfil que ella busca, basado «en hacer y no en ser», explican fuentes próximas a Doña Letizia.

Por ello, ahora está especialmente ilusionada con su reciente nombramiento de embajadora de la FAO para la nutrición, un área en la que es casi una experta. La Reina es una defensora convencida de la dieta mediterránea y de los productos no elaborados, y está al día en los avances científicos que afectan a la alimentación. Sus conocimientos los aplica en casa, donde ha enseñado a su marido y a sus hijas las ventajas de comer sano.