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La chirigotera: la comparsa de Tamara Beardo se desmarca del feminismo radical en cuartos

Rosario Suárez, El Canijo y El Lacio traen un repertorio valiente que podría valer el pase al semifinales

Jaime Cedillo

Cádiz

Comparsa

La chirigotera

Imagen - La chirigotera
  • Autor Rosario Suárez, Antonio Pedro Serrano 'Canijo' y José Mari Barranco 'el Lacio'

Hay razonamientos indiscutibles, pero la mayoría de las veces en el Carnaval de Cádiz, como en cualquier manifestación artística, es una cuestión de sensaciones. Este que firma no puede dejar pasar que si esta comparsa se quedara en cuartos sería, literalmente, un atropello. Tiene todo lo que necesita una gran obra de arte: trasgresión, humor, emoción y crítica social. Y además, qué bien cantada... ¡Y qué soniquete!

El tipo es, evidentemente, propicio. La comparsa de Tamara Beardo es un precioso homenaje a la chirigota. Con Rosario Suárez, Antonio Pedro Serrano 'El Canijo' y José María Barranco 'El Lacio' al frente del repertorio, el conjunto resulta completísimo.

Las piezas fijas son redondas, aunque sería preciso hacer hincapié en el estribillo, popurrí de jirones chirigoteros, y en el popurrí verdadero. Desde Juan Poce hasta las callejeras, es un repaso por la modalidad. La cuarteta que mejor lo explica es un gozo. Juguetona como ella sola, reza: «Historia del carnaval, historia de los copleros, con el tratataratachín, con el tratataratachero...».

El pase de cuartos ha sido, además, valiente por dos motivos: las letras de cada pasodoble. El primero, al nuevo alcalde de Cádiz, recordaba por el tono al que 'La oveja negra' le dedicó en preliminares. Está fiscalizado desde este carnaval, el primero que vive al frente del Ayuntamiento. Resumiendo, que no sea servil y luche por su tierra, que no se amedrente cuando tenga que negociar con el jefe de arriba (Juanma Moreno), que además de ser el presidente de la comunidad pertenece a su mismo partido, el PP, un hecho que a estas 'chirigoteras' les hace sospechar.

No obstante, la gran letra de este pase es la que dedican, en el segundo pasodoble de la tanda, a «los hombres que merecen este paso al frente». Se desmarcan del feminismo radical y reniegan de la ira. «Trato al sexo opuesto con la dignidad que yo misma exijo», vienen a decir. Y concluyen que «en nombre del progresismo se profana a diario el feminismo». Habrá quien piense, seguro, que la temperatura de esta letra hará un flaco favor al movimiento. Otros, al contrario, pensarán que la convivencia se construye con aproximaciones de esta índole. Los cuplés, al coño y a la hermana, no han sido la parte más inspirada del pase.

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