CÁDIZ CF

La pizarra del Cádiz CF-Numancia: Garrido es el sistema

Los cambios en el once desconectaban al equipo, desconcertado hasta la entrada del vasco

José María Aguilera
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Salvi tuvo muchos problemas para desbordar en la primera mitad.
Salvi tuvo muchos problemas para desbordar en la primera mitad.

Los sistemas los hacen los futbolistas. Por ello es posible realizar el mismos planteamiento y obtener resultados completamente distintos. El Cádiz CF de Cervera apenas se encontró en el duelo con el Numancia, perdiendo su filosofía y su razón de ser y aún así ganando la contienda.

El míster apostó por el 4-2-3-1 de inicio pero cambiando las piezas en la medular y con ello se derrumbó el castillo de naipes. Intentó buscar alternativas con numerosas variantes tácticas en la segunda mitad, jugando con Alvarito de enlace y hasta con dos delanteros. Sin embargo, y como suele ocurrir, el choque se ganaba en el campo y fruto de la inspiración de dos hombres: Dani Güiza y especialmente Jon Ander Garrido.

1.

Los cambios desconciertan al equipo

Cervera necesitaba dosificar a peloteros importantes pero cargados de minutos como Garrido y Servando, así que trastocó la sala de máquinas. Movió las piezas y el puzle se quebró. Retrasó la posición de Eddy Silvestre al mediocentro, donde en teoría se siente más cómodo, pero nunca existió ‘feeling’ con Abdullah. Los dos se estorbaban mientras que Numancia campaba a sus anchas, sin el apoyo defensivo de Rubén Cruz y el resto del equipo contagiado del desconcierto en el medio.

Esa fragilidad transmitió nerviosismo y Sankaré acabó desquiciado al perder una pelota fácil que a punto estuvo de acabar en gol de no ser por la falta de pegada de los rojillos durante toda la noche. Ahí perdió el Cádiz CF la posibilidad del desplazamiento en largo del central, superado por los acontecimientos. El equipo, larguísimo, era un desaguisado que por fortuna llegó sano al descanso.

2. Garrido, Ecce Homo

Y entonces, Cervera llamó a Garrido. ‘He aquí el hombre’. El centrocampista vasco, otrora criticado, denostado y vilipendiado, cambió el devenir del choque. Al menos igualó las fuerzas en la zona ancha. Impecable en las acciones aéreas, ante el Numancia brillaba en el juego subterráneo, cortando lo que salía a su paso, tácticamente perfecto, siempre bien posicionado y logrando una salida limpia y fácil de balón a los costados. Curioso que un solo jugador pueda variar el rumbo, pero este en cuestión encendió una máquina que estaba desconectada.

A lo Sergio Busquets, sin necesidad de dirigir con las manos sino sólo con su mirada y sus movimientos, trajo la calma y sus compañeros comenzaron a carburar. El sacrificado sería Eddy Silvestre, primer señalado no por el míster, sino por la hinchada, y que rozó la segunda amarilla presa de los nervios.

3. Variantes ofensivas; con dos delanteros

Cervera, obligado por los acontecimientos, realizó mas cambios tácticos en este duelo con el Numancia que en los choques anterior, excepción echa del duelo de Miranda por cuestiones externas. Con la marcha de Rubén Cruz centraba a Álvaro para conectar en la mediapunta, y tras la salida de Güiza el utrerano pasaba a la derecha para actuar a pierna cambiada pues Aitor penetraba por la zurda.

El técnico no se ve jugando con dos delanteros salvo en ocasiones puntuales y ante los sorianos fue una de ellas. El jerezano acompañaba a Ortuño en los minutos finales. Cervera fue menos Cervera, pero es cierto que todo equipo necesita alternativas, un plan B, y el preparador no se enquistó en un imposible. Además, de nuevo triunfó con los relevos desde el banquillo: Güiza y Garrido fabricaban el gol de la victoria.

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