El comisario de Competencia, Joaquín Almunia. :: JOHN THYS / AFP
Economia

La UE ha inyectado desde 2008 608.000 millones de dinero público para rescatar bancos

Almunia desvela que también se concedieron avales por un monto global de 835.000 millones, de los que aún quedan vigentes la mitad

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Cuando en Europa se habla de crisis, de la Gran Depresión, de la peor tormenta financiera desde el 'crack del 29' o de rescatar bancos, no sólo se habla de España. También de Alemania, de Francia, de Reino Unido... Aquí, sin embargo, la repercusión mediática fue mucho mayor por la propia gestión de la crisis. Quizá porque se reaccionó un par de años más tarde que el resto, cuando una relativa calma se hacía hueco entre nuestros socios -para los anales quedan frases como «tenemos el sistema financiero quizá más sólido del mundo», pronunciada por Zapatero en 2012-. Sea como fuere, lo cierto es que el mal no sólo fue español, ya que desde 2008, los Estados miembros han inyectado 608.000 millones de dinero público en los bancos para evitar la quiebra del sistema. De ellos, en torno a un 10% corresponden a los contribuyentes españoles.

Una cifra de vértigo, inmanejable, que supone toda la riqueza que Holanda es capaz de generar en un año, que quintuplica el presupuesto del Gobierno de España o que podría servir para pagar durante dos décadas los gastos para prestaciones por desempleo de nuestro país. Una cifra para muchos europarlamentarios «escandalosa» ofrecida ayer en el Parlamento Europeo por el vicepresidente de la Comisión y comisario de Competencia, Joaquín Almunia.

«Algunos bancos ya han devuelto este dinero con intereses, pero tenemos que vigilar muy de cerca qué ocurre con el resto. Aún queda un largo camino por andar porque existe riesgo para los contribuyentes», recalcó. Lo hizo en la que fue su última comparecencia ante la Comisión de Economía después de diez años ocupando diferentes carteras del Ejecutivo de Bruselas. El 31 de octubre, Almunia se va y dejará paso, si nada se tuerce, al popular Miguel Arias Cañete como representante español en la Comisión (liderará Acción contra el Clima y Energía).

El comisario bilbaíno hizo un rápido balance del trabajo desarrollado por la Dirección General de Competencia en estos últimos años y quizá por estar ya de salida, no tuvo reparos en hablar con franqueza y advertir, por ejemplo, de los retos que tiene ante sí el futuro Ejecutivo presidido por Jean-Claude Juncker, quien fuera durante casi 20 años primer ministro de Luxemburgo. Y hablando del Gran Ducado, ahí va una de las perlas del aún vicepresidente: «Queda mucho por hacer sobre legislación en materia de impuestos. No puedo entender como la UE puede permanecer casi de brazos cruzados mientras tiene paraísos fiscales en su seno que son injustos y distorsionan el funcionamiento» del mercado.

100 bancos beneficiados

Respecto a los rescates bancarios, bloque inicial de una comparecencia protagonizada por el expediente a Google, explicó que desde 2008, «110 bancos de la UE que suponen un 25% de todos los activos han recibido ayudas públicas». Para 13, detalló, el Ejecutivo comunitario determinó que la ayuda podía concederse «sin condiciones adicionales» y para 52, «Bruselas negoció planes de reestructuración». Por último, se acordó la liquidación ordenada de 33 entidades, mientras que todavía quedan 12 casos pendientes de resolver.

Pero es que además de los 608.000 millones inyectados directamente en el capital de los bancos -algunos estudios apuntan que una cuarta parte jamás se recuperará-, los Veintiocho concedieron avales por valor de 835.000 millones, pico alcanzado en 2009. Según explicó Almunia, esta cifra se ha reducido en la actualidad hasta los 400.000. La buena noticia es que estas garantías han supuesto unos beneficios para los gobiernos de 38.000 millones y sólo 3.000 de pérdidas al tener que ejecutar los avales por insolvencia de la entidad.

Respecto a la normativa 'ad hoc' que la Dirección de Competencia ha impulsado en los últimos años, recalcó que su objetivo ha pivotado sobre tres ejes: usar la menos cantidad posible del dinero del contribuyente; garantizar que los bancos 'ayudados' fueran viables y en caso contrario, aprobar su liquidación ordenada; y garantizar la igualdad de condiciones en el sector para que una entidad rescatada no quedara a su vez en mejor posición que una que no lo fue. «Creo que todas estas premisas se han cumplido en líneas generales», recalcó tras destacar el impulso que vendrá de la mano de la Unión Bancaria.