Sociedad

Batya Gur, la Agatha Christie de Israel

El comisario desentraña en cada entrega de la saga los secretos de una sociedad aislada y desvela sus misterios Rescatan las novelas de la creadora del detective Michael Ohayon, que ha seducido a un sinfín de lectores

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Las obras de Batya Gur, también conocida como la Agatha Christie de Israel por su similitud con la escritora inglesa, no dejan de ser reeditadas después de su fallecimiento. Creadora del famoso detective pensativo y educado Michael Ohayon, que ha cautivado a millones de lectores por su inteligencia a la hora de resolver con éxito el misterio de todos los homicidios que llegan a su comisaria, su serie de libros ha sido traducida a multitud de idiomas y han figurado siempre en la lista de mejores novelas policíacas del 'The New York Times'.

Hija de supervivientes del holocausto, Batya Gur nació en Tel Aviv en 1947, un año antes de la creación del Estado de Israel, pero se trasladó a Jerusalén para doctorarse en literatura hebrea y desde entonces vivió en la ciudad santa hasta el día de su muerte. Durante más de veinte años ejerció la docencia y colaboró como crítica literaria y ensayista en el prestigioso periódico 'Haaretz'. No sería hasta los 41 años cuando comenzaría a escribir su primera novela y ya entonces poseería un enorme bagaje intelectual que le llevaría a sobresalir entre los demás escritores de novela negra. De hecho, antes de dedicarse a la literatura, Batya había publicado dos ensayos, uno de ellos referido a los nuevos asentamientos judíos en el sur de Israel, y otro sobre la propia ciudad de Jerusalén.

De su profundo conocimiento sobre Israel se deriva la riqueza de sus obras a la hora de reflejar las paradojas y tensiones particulares que desde hace tiempo vive el país hebreo y que hace que sus novelas trasciendan la reducida clasificación de género policíaco o de misterio. Israel, aunque muy occidental, se encuentra en el corazón de Oriente Medio, lo que provoca que el lector viaje a lugares que, al mismo tiempo que exóticos, son altamente familiares. Los personajes de sus novelas comparten las mismas preocupaciones y necesidades que cualquier otro ciudadano europeo, pero en un contexto muy diferente.

En 1988 comenzó a escribir la serie de seis novelas que tienen como protagonista a Michael Ohayon, un inteligente comisario licenciado en historia que en cada libro se adentra en una sociedad aislada para desentrañar los oscuros misterios que esconden. Una de las características de sus obras que hace arrastrar a muchos israelíes a la lectura de sus novelas es que varios de sus personajes están basados en figuras académicas de su país, lo que lleva a los lectores a especular sobre las personas reales que inspiran a los personajes.

En su primer libro, 'El asesinato del sábado por la noche' (1998), que acaba de ser reeditado por la editorial Siruela y que la autora subtitula 'Un caso psicoanalítico', Ohayon ingresa en una comunidad de psicoanalistas ortodoxos para resolver el crimen de una eminente psiquiatra, Eva Neidford, que estaba a punto de dar una conferencia sobre los casos de conciencia. El éxito de esta novela hizo que fuera adaptada como película por la televisión israelí. A éste primer libro le sucedieron 'Asesinato literario' (1999), 'Asesinato en el kibutz' (2000), 'Un asesinato musical' (2001), 'Asesinato en el corazón de Jerusalén' (2003) y 'Asesinato directo' (2007). En cada uno de ellos los hechos se desarrollan en lugares tan diferentes como son el campus de una universidad, el campamento de un kibutz, una orquesta o bien un barrio céntrico de Jerusalén.

La escritora israelí confesó en una ocasión que cultivaba dicho género porque le resultaba muy cómodo y poco arriesgado, ya que la novela policíaca presenta una estructura muy rígida, que, sin embargo, deja después un enorme campo de libertad y creatividad que ella supo ocupar con gran maestría, pues aunque sus obras siguen un esquema particular, sus escenarios son distintos.

Batya Gur murió el 19 de mayo de 2005 con tan sólo 57 años de edad a causa de un cáncer. Nadie puede dudar que de haber vivido durante muchos años su obra hubiera sido muy prolífica. La novela policíaca perdió ese año una de sus autoras paradigmáticas, e Israel, probablemente la primera autora de novela de misterio de su país que llega a un público internacional.