Desolación de un grupo de palestinos después de que una bomba destrozara su casa. :: SAID KHATIB / AFP
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Israel agita la amenaza de invadir Gaza para desmoralizar a Hamás

Ataques hebreos desde el aire y el mar matan al menos a 18 palestinos, entre ellos civiles, y los cohetes alcanzan por primera vez Jerusalén

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Veintiún meses ha tardado en volver a prender el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza. En noviembre de 2012, la operación 'Pilar defensivo' acabó con la vida de 170 personas y dejó 1.300 heridos en los ocho días de enfrentamiento. Ahora, Israel demuestra que va de nuevo en serio al bautizar como 'Margen protector' su último intento de acabar con la capacidad balística del grupo islamista. «Estamos dispuestos a librar una batalla contra Hamás que no terminará en unos pocos días. El Ejército proseguirá su ofensiva de forma que Hamás va a pagar un precio muy alto», advirtió el ministro hebreo de Defensa, Moshe Yaalon.

En las primeras 24 horas de castigo, la aviación y la artillería israelíes realizaron más de 150 ataques contra lo que el Ministerio de Defensa de Tel Aviv define como objetivos militares. Gaza volvió a pagar un precio en sangre de al menos 18 víctimas mortales, tres de ellas niños, seis milicianos y el resto civiles. Fuentes palestinas dieron cuenta además de unos 80 heridos.

Las Brigadas Azedim al-Qasam, brazo armado de Hamás, y Yihad Islámica, principales milicias palestinas en la Franja, lanzaron más de 160 cohetes y al menos una persona resultó herida. Esta es la primera vez que las fuerzas de choque de Hamás reivindican de forma oficial ataques con proyectiles desde 2012. En las primeras horas de la jornada los cohetes cayeron en localidades del sur de Israel. Pero ya durante la operación 'Pilar defensivo' los grupos radicales palestinos demostraron capacidad para alcanzar Tel Aviv y Jerusalén.

Y ayer volvieron a conseguirlo. El sistema defensivo llamado 'Cúpula de hierro', que financia generosamente Estados Unidos, interceptó dos misiles sobre el cielo de la capital administrativa de Israel. Y a primeras horas de la noche las alarmas antiaéreas sonaron por primera vez en Jerusalén. Al menos un proyectil cayó en Beit Shemesh, en las afueras de la ciudad, sin causar víctimas.

Las milicias palestinas acompañan el alcance de sus ataques -ciudades que distan 80 kilómetros de la Franja- con todo un despliegue de retórica guerrera para amenazar con una respuesta que provocará «un terremoto» en suelo israelí, aunque el desequilibrio de fuerzas es enorme. Aun así, todo el sur de Israel está en alerta roja en un radio de 50 kilómetros desde Gaza y las autoridades piden a sus ciudadanos que respeten el protocolo y acudan a los refugios cada vez que suenen las sirenas de alarma. Centros educativos, colonias de verano y entidades bancarias están cerrados.

Una vez más, Israel opta por el uso de la máxima fuerza para «poner fin al terrorismo al que hacen frente todos los días los ciudadanos» del país, según un comunicado del Ejército, pero, a diferencia de 2012, Tel Aviv agita la amenaza de la intervención terrestre. Así lo habría revelado el primer ministro, Benjamín Netanyahu, durante una reunión de seguridad en la que participaron el titular de Defensa, Moshe Yaalon; el jefe de Estado Mayor, Benny Gantz, y el director de los servicios secretos internos (Shin Bet), Yoram Cohen, según un alto oficial citado por el diario 'Haaretz'. Desde el fin de semana Israel tiene desplegadas unidades de infantería y artillería en el perímetro de Gaza, el lunes movilizó a 1.500 reservistas y podría llamar a otros 40.000.

«Blancos legítimos»

Como en cada ofensiva israelí, los civiles de la Franja son las principales víctimas. Uno de los proyectiles del Ejército impactó en una vivienda de Yan Yunis, 30 kilómetros al sur de la Ciudad de Gaza, y mató a siete personas, entre ellas dos niños. Las fotos no tardaron en llegar a las redes sociales de la mano de la condena de Hamás, que declaró a «todos los israelíes blancos legítimos» de sus ataques después de lo que definió como «un espantoso crimen de guerra».

La chispa que ha hecho estallar de nuevo la tensión en la zona prendió el 12 de junio con el secuestro y asesinato en Hebrón de tres colonos, dos de ellos menores de edad. Aunque Hamás negó cualquier relación con estos crímenes, Israel acusó desde el principio al grupo islamista y comenzó una operación de castigo con ataques selectivos, detenciones masivas de miembros de Hamás en Cisjordania y, finalmente, la operación 'Margen protector' contra Gaza, bastión del grupo islamista. Esta escalada militar llega en un momento en que miembros del sector más radical de la sociedad israelí se tomaban la justicia por su mano al secuestrar y quemar vivo a un palestino de 16 años en Jerusalén Este. Los detenidos por el este linchamiento, algunos menores, confesaron que actuaron por venganza.

Las decenas de cohetes llovidos desde Gaza en el último mes, unas cifras que no se alcanzaban desde 2012, han terminado de decidir al Gobierno hebreo. Tras semanas de dudar, o de aparentarlo, Netanyahu pretende sacudirse las acusaciones de mostrarse tibio con Hamás y empieza a cumplir los deseos del sector más duro de su Gabinete.