Varios civiles abordan los camiones del Ejército en Bagdad para unirse a los soldados iraquíes contra los yihadistas del EIIL. :: A. S. / REUTERS
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Los chiíes se arman para defender Irak

El pueblo obedece en masa al Gran Ayatolá Al-Sistani, que por primera vez hace un llamamiento a «luchar contra los terroristas»

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Los chiíes de Irak han tardado cuatro días en reaccionar a las amenazas del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL). El gran ayatolá Alí al-Sistani, clérigo más importante de esta rama del islam que sigue aproximadamente el 60% de la población del país, aprovechó el rezo del viernes para que Abdel Mehdi al-Karbalai, uno de sus ayudantes, realizara un llamamiento a tomar las armas contra los insurgentes. «Los ciudadanos que pueden llevar armas y luchar contra los terroristas para defender su país, su pueblo y sus lugares santos deben ofrecerse voluntarios y enrolarse en las fuerzas de seguridad para cumplir con este objetivo sagrado», declaró el jeque en la ciudad santa de Kerbala en nombre de Sistani, en un discurso en el que calificó de «mártir» al que caiga en esta lucha.

Las palabras de este clérigo de 83 años son órdenes directas para sus seguidores y los camiones con voluntarios ya están camino de ciudades como Samarra, 130 kilómetros al norte de Bagdad, donde ya se han producido los primeros choques entre yihadistas y milicias chiíes. Esta ciudad es un punto clave ya que allí se encuentra la mezquita chií de Al-Askari, que sufrió un atentado en 2006 detonante de la primera guerra sectaria de Irak que estos días parece regresar.

Tras el fallecimiento del gran ayatolá Husein Alí Montazerí en Qom (Irán) en 2011, Alí Sistani es el único religioso con estatus de 'marja'taghlid' (fuente de ejemplo) dentro de esta rama mayoritaria en Irak e Irán. Sus intervenciones han resultado decisivas desde la invasión de Estados Unidos para el control de la parte del país chií. Pero el llamamiento a las armas efectuado ahora resulta extraordinario en un hombre que hasta en los peores tiempos ha apostado por la unidad y que tampoco cuando se produjo la invasión convocó a la lucha contra el suní Sadam o contra Washington.

Además de Sistani, también el vecino Gobierno de Irán, gran potencia regional donde el 89% de la población es chií, ha movido ficha y el presidente Hasán Rohani declaró que «la república islámica no tolerará esta violencia y terrorismo (.) combatiremos el extremismo en esta región y en todo el mundo». Unas palabras que, según una información de The Wall Street Journal, se habrían plasmado en el envío a Irak de unidades de las Fuerzas Quds, brazo armado de la Guardia Revolucionaria que opera fuera de las fronteras iraníes. Desde el estallido de la crisis, la república islámica había concentrado fuerzas en la frontera, pero esta es la primera información sobre su papel directo sobre el terreno. A media tarde la cadena CNN también informó de que una fuente anónima del Gobierno de Bagdad reconoció la presencia de combatientes iraníes en el país.

Ejecuciones sumarias

Los insurgentes realizaron un gran desfile militar en Mosul con los vehículos abandonados por el Ejército, y la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Navi Pillay, se mostró «muy preocupada» por «el deterioro dramático de la situación en Irak», de donde llegan «informaciones sobre ejecuciones sumarias y extrajudiciales y el desplazamiento masivo de medio millón adicional de personas», según declaró su portavoz, Rupert Colville.

La sharia ya es ley en las «ciudades liberadas» y, según medios locales, antiguos altos cargos del partido Baaz de Sadam Husein estarían al frente de la administración local para evitar el vacío de poder. Lo que confirmaría la cooperación entre el antiguo régimen y los integristas frente al Gobierno de Bagdad, en manos chiíes desde la caída de Sadam.

Tras la toma relámpago de Mosul y Tikrit -donde ayer la aviación iraquí bombardeó una mezquita, según testigos presenciales citados por distintas agencias internacionales- los insurgentes penetraron en la provincia de Diyala donde se hicieron con el control de Saadiya y Jalaula, de donde también huyeron las fuerzas de seguridad sin ofrecer resistencia. El objetivo final, según sus portavoces, es llegar a Bagdad y la capital se prepara para esa posible ofensiva. El portavoz de Interior, general Saad Man, confirmó a la agencia AFP que «hemos puesto en marcha un nuevo plan para proteger Bagdad. Se ha intensificado el despliegue de tropas y redoblado los esfuerzos en inteligencia y vigilancia».

El caos provocado por la ofensiva yihadistas ha sido aprovechado por los kurdos, que no han dudado a la hora de hacerse con el control de Kirkuk, ciudad petrolera en disputa con el Gobierno central desde 2003 y que tras este movimiento militar podría incorporarse en el futuro próximo a la región autónoma kurda.

«Limpiar» las ciudades

La unión de los frentes sirio e iraquí por parte del Estado Islámico de Irak y Levante provoca el cruce de intereses y agendas entre las potencias internacionales presentes en la región. El primer ministro interino, Nuri al-Maliki, pide ayuda para frenar el avance yihadista y los primeros en responder son Washington y Teherán, enfrentados en Siria, pero aliados en Irak. Maliki, que ayer acudió a Samarra, en la provincia de Saladino, para mantener varias reuniones orientadas a recuperar la seguridad en la zona, según informó la televisión oficial Al-Iraqiya, aseguró que las Fuerzas Armadas «han recuperado la iniciativa» y han empezado su trabajo para «limpiar» las ciudades de insurgentes.

Mientras tanto, el Gobierno turco intentaba ayer liberar a 80 rehenes de esta nacionalidad retenidos en Irak por el EIIL. El viceprimer ministro turco, Bülent Arinç, indicó que las autoridades estaban en contacto telefónico directo con los secuestrados, quienes «no han sufrido malos tratos».