Editorial

Juez come juez

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Reconozco que un insano picor disgregó mi cuerpo, eléctricamente. Una extraña y gozosa picardía que no pude -¿ni quise?- acallar floreció en mi boca cuando observé las imágenes. Una sala de vistas. Tres caras. Dos, desagradables. El rapapolvo soberano que un juez da a otro juez, Elpidio José Silva, el imputado, que parecía irredentemente descompuesto, un poco cargado de espaldas, eso sí, pero con mal color, gesto disconforme, pasando una gran vergüenza. Decía al tribunal que había perdido la confianza en su letrado, un hombre joven y bien parecido al que yo no conocía blasón, y que, tras renunciar a su defensa técnica, solicitaba la suspensión del juicio para designar uno nuevo, alegando verse en indefensión si continuaba la vista. El abogado joven, Cándido Conde-Pumpido Varela -hijo de dos magistrados del Tribunal Supremo; uno, ex Fiscal General del Estado- había solicitado nulidades cinco de la causa y cinco le habían denegado. Me sorprendió -es lógico, pero no había caído en ello- que Elpidio se dirigiera directamente al magistrado del TSJ, puesto que el letrado ya no lo defendía. Su señoría llamaba señoría a la otra señoría.

E.J. Silva, el jurista con nombre de novelista pulp, quiere retrasar el juicio, según los entendidos en retrasos. Al parecer encabeza una lista a las elecciones europeas y le interesa que no haya vista hasta después del 25 de mayo. La reacción del presidente de la sala del TSJ fue dura -no osaría yo decir que desproporcionada- y ha quedado grabada y emitida. «¡Suspensión!», quise escuchar en la sala de vistas. «¡Mi reino por una suspensión!» Pero no llegó y sí la dura reprimenda. Son malos tiempos para la judica-lírica, éstos en los que hemos visto arrostrados al fango y la inmundicia a jueces otrora estrellas como Garzón, Serrano. Y los que vengan detrás. Eso no tiene por qué ser necesariamente malo. Implica que nadie sobrevuela el imperio de la ley. El problema surge cuando hay sospechas. ¿Cuándo ocurre todo esto? Cuando Garzón mete el dedo en el ojo al franquismo, cuando Serrano piropea al lobby feminista, cuando Elpidio abre una cuenta de twitter. Cuidado, doña Mercedes, usted es la próxima. Se ha abierto la caza del juez, los juegos del hambre con toga, el Who watches the watchmen del siglo equis equis palito. Cuidado, todos. Atención. Perro no come perro, pero juez sí come juez.