Alexéi Chalis, alcalde de Sebastopol en primer término junto a Putin. :: ALEXEY DRUZHININ / AFP
MUNDO

El acaudalado empresario informal

Colocado por el líder ruso en la Alcaldía de Sebastopol, dirige un holding de 70 empresas y vistió en el Kremlin su mejor suéter Alexéi Chali Alcalde de Sebastopol

SIMFERÓPOL. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De aspecto afable y mirada intelectual, Alexéi Chali, el alcalde de Sebastopol, es sin embargo un hombre hermético e inaccesible. Nació en la misma ciudad que tendrá ahora una estatus especial dentro de la Federación Rusa y en donde está anclada la Flota del Mar Negro. Ha estado dirigiendo desde Moscú un poderoso holding dedicado a la fabricación de componentes electrónicos pero ahora Vladímir Putin le ha encomendado otra misión. Deberá seguir sirviendo a la patria, pero en su ciudad natal.

Poca gente conocía al acaudalado Chali en los círculos mundanos moscovitas. Pero parece que fue en la capital donde conoció a Putin, que ama a las personas discretas, carismáticas y capaces de levantar desde cero un imperio empresarial. El regidor de Sebastopol reúne esas cualidades, aunque apareciera en la pomposa ceremonia de anexión de Crimea en el Kremlin en plan informal, vestido con un simple jersey oscuro mientras los demás, incluido el jefe del Estado, iban de rigurosa etiqueta oficial.

El diario Moskovksi Komsomólets se ha apresurado a avisar de que Chali va así a todas partes, que lo de no vestir traje y corbata es para él cuestión de principios. Eso sí, el martes se puso su mejor suéter.

Chali es hijo de un científico y nieto de un vicealmirante de la Flota del Mar Negro. Él mismo es doctor en Física y dirigió en Sebastopol un laboratorio de investigación especializado en semiconductores y equipos de vacío. Se le atribuye un importante empujón tecnológico en ese campo, que le permitió lanzar a nivel internacional su empresa, Tavrida Electric, en 1990. El grupo es ahora un holding de más de 70 empresas con presencia en 20 países.

«Es un verdadero mecenas», contaba hace unos días en Sebastopol, Anatoli, dueño de una tienda de telefonía móvil. El políglota Chali ha estado empleando su fortuna en restaurar viejos monumentos soviéticos, algo también muy del gusto de Putin.

El 23 de febrero, cuando la gente salió a la calle en las principales ciudades de Crimea para condenar a las autoridades de Kiev y pedir la independencia, desde Moscú se dio la consigna de que Chali -o Chálov, como también le conocen en la ciudad- era el hombre indicado para liderar el Consejo Municipal de Sebastopol. En un mitin al que acudieron unas 20.000 personas, el empresario fue proclamado alcalde y se obligó a los concejales a ratificar la decisión popular.

El 28 de febrero, este corresponsal acudió al Ayuntamiento de Sebastopol, rodeado de cosacos y grupos de «autodefensa», para entrevistar a Chali. Su secretario de prensa anunció a los periodistas que no habría entrevistas, sólo comunicados, aunque desde entonces no ha emitido ninguno. La transparencia no está en su agenda. Tal vez cambie pronto de idea y, bajo la influencia de Putin, se anime a comparecer ante la prensa, aunque sea para decir mentiras.