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Musharraf prepara su salida de Pakistán

NUEVA DELHI. Actualizado: Guardar
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El juicio por traición contra el expresidente de Pakistán, Pervez Musharraf, no acaba de arrancar pero ya se ha convertido en una carrera de obstáculos. Si el miércoles el tribunal esperó en vano la comparecencia del acusado, que adujo «razones de seguridad» para no acudir a la cita, ayer la comitiva que lo conducía a la sede judicial se desvió hasta un hospital cuando Musharraf se quejó de sufrir «dolores en el pecho». El exdirigente fue ingresado y se barajaba incluso su traslado al extranjero, pese a tener prohibido abandonar el país.

El Gobierno había desplegado unos 1.000 agentes de Policía en el área que rodea el tribunal al descubrirse explosivos en tres ocasiones en las cercanías de la residencia de Musharraf y en la ruta que debía recorrer hasta la corte de justicia. Aunque esta vez parecían cumplirse todas las medidas para garantizar su traslado, el convoy cambió su ruta y en lugar de dirigirse a la corte se encaminó al Instituto de Cardiología de las Fuerzas Armadas en Rawalpindi, localidad vecina a la capital, de acuerdo con fuentes del Gobierno citadas por el diario 'The Express Tribune'.

Allí quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos. Según comunicó a la agencia France Presse el portavoz oficial de Musharraf, estaba «consciente y puede orientarse en el tiempo y el espacio», aseguró. Según una fuente hospitalaria que solicitó el anonimato, el político no sufrió una crisis cardíaca pero se encontraba en observación. Su esposa estaba a su lado y su hija, que vive en Karachi, se dirigía al hospital militar.

Musharraf está acusado de alta traición, delito que se castiga con la pena de muerte o cadena perpetua, por imponer el estado de emergencia en 2007. El exmilitar suspendió la Constitución y el Parlamento y ordenó la detención de 60 jueces, hechos que, según el ministerio del Interior, suponen traición de acuerdo con el artículo 6 de la Carta Magna paquistaní.

Musharraf llegó al poder el 12 de octubre de 1999 tras dar un golpe de Estado contra el entonces primer ministro Nawaz Sharif, quien ganó las elecciones en mayo pasado y es de nuevo jefe de Gobierno de Pakistán. Sharif fue quien creó el tribunal especial para juzgar a su rival.