ESPAÑA

Alcàsser no quiere saber nada del expreso y solo pide que cumpla su pena

Los vecinos se muestran indignados con la salida de 'El Rubio' y dudan que vuelva por allí, mientras que en Catarroja reina la indiferencia sobre él

VALENCIA. Actualizado: Guardar
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«No queremos ver a Ricart por aquí y tampoco creemos que se atreva a aparecer». Alcàsser es un municipio pequeño, que en estos momentos apenas llega a los 10.000 habitantes, de modo que todo el mundo se conoce. En los últimos años ha crecido su densidad, lo que significa que el 13 de noviembre de 1992, cuando tuvo lugar el secuestro, violación y asesinato de Miriam, Toñi y Desireé, la relación entre los vecinos aún era mayor.

Cualquier ciudadano al que se le pregunte por las tres niñas admite tener relación con alguno de sus familiares, por lo que la indignación y el desasosiego pasean por las estrechas calles de la localidad de L'Horta. Los rostros son de tristeza y desolación, y en la mayoría de las ocasiones prefieren no hablar sobre el tema. La plaza del pueblo vuelve a llenarse de cámaras, micrófonos y periodistas, lo que aún provoca más recelo. «Queremos que se conozca Alcàsser por todas las cosas positivas que tiene, quitarnos el sambenito que llevamos a cuestas» desde el triple crimen, reconoce Paco, farmacéutico del municipio.

Hacía tiempo que el nombre de Ricart, así como el de Antonio Anglés, había desparecido de las conversaciones, aunque nadie ha olvidado lo sucedido aquel traumático invierno. Sin embargo, con la posible excarcelación de 'El Rubio' y el viernes con su salida de prisión, las caras largas vuelven a ser la tónica general.

No logran entender cómo es posible que lo hayan liberado. Modesto Giménez lo describe como «un desastre. Las pobres niñas están ahí, en el cementerio, muertas, y él anda suelto». «Lo que deberían hacer es cambiar la justicia», apunta en ese sentido Mari Carmen, que representa el sentir de los vecinos.

Bares, peluquerías, parques, kioscos... En todas partes se hablaba de la «lamentable» salida de la cárcel de Miquel Ricart. Unas amigas reunidas a la hora de merendar comentaban lo complicado que se hacía ver que el triple asesino está ya en la calle. «Aquí estamos todos muy quemados con la situación. Si la gente está dolida, imagínate cómo tienen que encontrarse ahora los padres de las chiquillas», explican.

Fernando, padre de Toñi, no quiso ver la cara de Ricart en los medios, mientras que Rosa Folch, que no se encontraba en el municipio, indicó por teléfono que sentía «rabia» ante la situación, puesto que se trata «de una persona sin alma ni sentimientos».

A poco más de cinco kilómetros de distancia de Alcàsser se encuentra Catarroja, el pueblo natal de Ricart y Anglés. Allí, los últimos veinte años han sido distintos. «Aquí no se nombra a ninguno de ellos. Dicen que la indiferencia es muchas veces peor que el olvido y es lo que hacemos», admite resignado ante la excarcelación Dani, farmacéutico del municipio.

De igual modo, consideran que es injusto que 'El Rubio' haya salido de prisión, aunque «qué vamos a hacer, así está la justicia», lamenta Tere, dueña de un bar. «Si a una persona que ha hecho algo así y le caen 170 años, lo que tiene que hacer es cumplirlos. No debería volver a ver la luz del día, igual que no lo harán de nuevo las tres niñas», añade con resignación.

Sin rehabilitar

En Catarroja, pese a haber nacido allí, están convencidos de que no regresará. «¿A qué tiene que venir?» se pregunta Facundo Rosaleny. «No le queda nada, además la gente lo conoce y sabe lo que ha hecho», se responde a sí mismo, ante de añadir que «si la justicia ha decidido que ha cumplido condena y ha pagado por lo que hizo, tiene derecho a vivir tranquilo».

En ese sentido es donde llega la contradicción y lo que indigna tanto a unos como a otros. Ángel Yuste, máximo responsable de Instituciones Penitenciarias, aseguró hace unos días que Ricart «no está reinsertado». «Si es así y no se ha rehabilitado, no deberían dejarlo salir de prisión», opina Manoli Márquez, una administrativa de Alcàsser. «No puede poner en peligro la vida de otra gente».