Sociedad

BAJO PRESUPUESTO, ALTA CALIDAD

EL AMBIGÚ Actualizado: Guardar
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En estos últimos días he visto un par de películas que, pese a sus diferencias, tienen muchos puntos en común. Las dos son historias de parejas, las dos tienen un bajo presupuesto y las dos están hechas en Europa.

'Stockolm', que llegó la semana pasada a las salas ha costado 60.000 euros y se llevó cuatro premios en la última edición del festival de Málaga, entre ellos mejor director para Rodrigo Sorogoyen y mejor actriz, Aura Garrido. La película británica 'Le week end', de Roger Mitchell, consiguió, entre otros galardones en San Sebastián, el de mejor actor para el excelente Jim Broadvent. Costó bastante más que 'Stockolm', pero el presupuesto, 350.000 euros, es irrisorio para los tiempos que corren.

Ambas películas se sustentan en magníficos guiones y excelentes interpretaciones. Las dos describen relaciones de pareja, con diálogos fluidos, llenos de ironía, con un tono agridulce y con el sexo como referencia casi continua.

En 'Stocklom', la pareja protagonista, la excelente Aura Garrido y el notable Javier Pereira, se conocen en una discoteca. A lo largo de un recorrido por el Madrid nocturno y noctámbulo él intenta seducirla con una larga verborrea. Ella se resiste. Finalmente él consigue que suba a su piso. Una comedia romántica que tendrá un despertar muy diferente porque los treintañeros como él seducen pero no quieren pensar en el mañana.

En 'Le week end' son las calles de París. Una pareja entrada en los sesenta viaja desde Londres para rememorar su luna de miel celebrada treinta años atrás y de esta manera tratar de asentar un matrimonio que cuesta mantener. Jim Broadvent y la no menos estupenda Lindsay Duncan protagonizan esta comedia agridulce, que se estrenará a primeros de diciembre, ingeniosa, intimista, sutil y hasta sarcástica. Los dos actores, como en 'Stockolm', llevan al espectador por una narración que identificará a muchos de los que tienen tras de sí largos matrimonios. Ternura, complicidad, hijos, insatisfacción y hasta un amortiguado deseo sexual, intentando rememorar aquella luna de miel y deteniendo el paso del tiempo.

Las dos películas tienen bajo presupuesto, pero ambas, también, desprenden ingenio e inteligencia. Dos parejas del presente, unos jóvenes y otros acercándose a la tercera edad. Dos formas de ver la vida, dos líneas paralelas que se adentran en las mismas inquietudes y deseos. A falta de fuertes sumas de dinero para hacer una película, buenas ideas, pequeñas historias para sorprender a los espectadores.