Economia

El FMI alerta del riesgo que supone la 'abultada' deuda de las empresas españolas

Cree que la banca está en una «posición cómoda» y descarta que vaya a necesitar un esfuerzo adicional para afrontarlo

WASHINGTON. Actualizado: Guardar
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La «abultada» deuda de las empresas españolas puede ser un nuevo quebradero de cabeza para la salud del sistema financiero pero es un riesgo que se podría afrontar sin necesidad de esfuerzos adicionales por parte de la banca. Esta es la advertencia que lanzó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la presentación de su último informe de Estabilidad Financiera Global: «Cerca del 50% de la deuda en Portugal, el 40% en España, y el 30% en Italia está en manos de empresas [...] que serían incapaces de hacer frente a sus deudas a medio plazo a menos que hagan ajustes como una reducción de la deuda, de los costes operativos o de los gastos de capital».

El diagnóstico del Fondo es que este elevado pasivo supone un obstáculo para la concesión de créditos, un riesgo para la morosidad bancaria en un sector que califica de débil y un lastre para afianzar la recuperación económica. El director del Departamento de Asuntos Monetarios del FMI, el español José Viñals, explicó en la rueda de prensa de presentación que el posible impago de los créditos que los bancos prestaron a las empresas puede afectar al sistema financiero a través de pérdidas, así como obligar a algunas entidades a efectuar provisiones adicionales, lo que mermaría sus beneficios futuros y en algunos casos su capital. Sin embargo, este no será el caso de España, que se encuentra en una «posición cómoda». «El nivel de provisiones que tiene el conjunto del sistema bancario español es suficiente para enjugar cualquier posible pérdida que se derive de posible morosidad», añadió Viñals en declaraciones a los periodistas en el marco de la asamblea de otoño que celebra la institución en Washington.

El exsubgobernador del Banco de España atribuyó en parte a los efectos del banco malo la ausencia de necesidades de nuevas provisiones por su «muy importante función» de extraer los préstamos ligados al sector inmobiliario de los balances de las entidades problemáticas. Viñals evitó entrar en detalles sobre cuántas empresas españolas podrían verse afectadas por impagos pero apuntó que hay «muchas pymes» que tienen dificultades de pago de sus deudas. En este sentido, recordó que las soluciones pueden pasar por un proceso de reducción de costes y a la postre por reestructuraciones del pasivo. También ayudaría, dijo, que se reduzca la fragmentación financiera en el seno de la zona euro, es decir la divergencia en los tipos de interés entre los países del centro y la periferia.

Según los cálculos del Fondo, realizados con datos de 2011, las pérdidas potenciales derivadas del excesivo endeudamiento de las empresas españolas alcanzarían en el peor de los escenarios los 104.000 millones de euros, que podría asumir el sector. En cambio, vaticina que los bancos de Italia (posibles pérdidas de 125.000 millones de euros, en el peor escenario) y Portugal (20.000 millones de euros) agotarían sus provisiones. En este sentido, Viñals consideró que las próximas pruebas de estrés europeas son una «oportunidad de oro» para identificar necesidades de capital adicionales.

Para afrontar este agujero, el FMI también aboga por un «enfoque integral» en la zona euro que incluya nuevos avances en «el proceso de unión bancaria, mejoras en el sistema de resolución de entidades o compañías especiales de gestión de fondos que reestructuren la deuda». Sin embargo, al mismo tiempo, advierte que un desendeudamiento excesivo de las empresas que recorte significativamente su capital puede seguir «socavando las perspectivas de crecimiento» de la región.

Por otra parte, Viñals evitó comentar si España debería extender el programa del rescate europeo a la banca. Afirmó que es una «decisión» que le corresponde al Gobierno pero destacó que la situación actual es «muy diferente» de la que había cuando se firmó el rescate en junio del 2012 y que se ha producido un «buen progreso». Tampoco quiso aventurar si las entidades españolas que han recibido ayudas públicas podrán devolverlas. Al respecto, manifestó que algunas entidades ya han tenido beneficios pero que el cómputo global «dependerá de cómo evolucione la economía».