El acusado salió del furgón que le trasladó a la Audiencia agarrado a unas fotografías de la Virgen. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Apela a una apnea del sueño para no recordar cómo apuñaló a su ex

Un vecino de Puerto Real que estuvo a punto de degollar a su exmujer en 2011 reconoce ser el autor de la agresión pero niega la intención de matarla

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Una extraña relación mantuvo ligados a Antonio M. C. con su exmujer casi dos años. En 2009 se habían divorciado; sin embargo mantenían «contactos esporádicos» hasta mayo de 2011. Los dos tenían sus respectivas parejas; lo que complicó aún más la situación. En esa mezcla de sentimientos se desencadenaron unos hechos que pudieron concluir con la muerte de ella a manos de él en agosto de 2011. Antonio M. C. se sentó ayer en el banquillo de la Sección Tercera de la Audiencia, acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa. La Fiscalía le pide nueve años y medio de cárcel.

Antonio no negó ser el autor de las puñaladas que recibió su exmujer; una de ellas de 12 centímetros de longitud que estuvo cerca de cortarle el cuello. Sin embargo, este vecino de Puerto Real aseguró que su intención no era matarla. Declaró ayer en el juicio que se la encontró en la calle y le pidió que retirara una serie de denuncias que le había interpuesto por supuesto acoso a través de emails y mensajes. Sin embargo, como subrayó la fiscal en su interrogatorio, no recordaba nada de cómo se produjo la agresión. Negó que llevara consigo el cuchillo de cocina que varios testigos vieron y los siguientes recuerdos que tiene son saliendo del lugar de la agresión en su coche, sufriendo un accidente y llamando a su hermano por teléfono: «He hecho una locura, he matado a Quini». En ese instante, la fiscal insistió: «Si no se acordaba de nada, ¿cómo pensaba que había matado a su exmujer?» El acusado salió cómo pudo de esa pregunta asegurando que se guiaba por los gritos que había escuchado. Y justificó sus fallos de memoria porque parece apnea del sueño; una dolencia que su exesposa desmiente.

La víctima, que testificó oculta por una mampara, relató que en mayo de 2011 decidió que había llegado el momento de no volver a ver a su exmarido: «No era normal lo que teníamos y cuando se está divorciado no se aguantan ya las cosas». La acusación pública le fue sacando poco a poco a qué se refería y ella relató varios episodios de amenazas de suicidio, de seguimientos y de mensajes intimidatorios.

Momentos antes, su exmarido relataba una versión distinta, sosteniendo que él tenía una pareja con la que quería casarse ese año, y que fue quien dio el paso para acabar la relación. Un hermano suyo, que declaró como testigo, repartió culpas y le dijo al tribunal que «era una cosa de los dos. Él no la dejaba ni ella tampoco a él». En la sala, familiares de ella y de él compartían filas de asientos sin dar muestra alguna de rencillas entre ellos, sino todo lo contrario; de profunda resignación compartida.

La víctima no perdió el conocimiento en ningún momento del ataque. Rompió a llorar cuando tuvo que rememorar cómo le abordó en la calle: «No me dijo nada, llevaba el cuchillo en la mano y empezó a darme». Ella sostiene que fue a buscarla y aprovechó un lugar poco concurrido para agredirla; la defensa incidía una y otra vez que en la zona hay casas cerca y que el encuentro no fue premeditado.

El ataque fue interrumpido por un matrimonio que estaba cerca y escuchó los gritos de auxilio. Ayer declararon cómo vieron al acusado dirigiendo el cuchillo al cuello y al pecho de la mujer; mientras ella trataba de defenderse. Por eso, la mujer sufrió también varios cortes en los antebrazos. «Cuando nos acercamos, él no dejaba de mirarnos. No la miraba a ella. Le grité, le insulté, le dije barbaridades. Y se marchó, cogió el coche y se fue», relataba otro testigo.

Un vecino, que pasó por la calle Tierra -en Las Canteras- tras producirse el apuñalamiento, se llevó a la mujer al hospital. «Estaba perdiendo mucha sangre y yo veía que eso no podía esperar mucho». Todos los testigos coincidieron en señalar que los servicios de emergencias y la Policía Nacional no respondieron rápido.