CÁDIZ

El verano en el que todos fueron 'susanistas'

Los socialistas gaditanos aguardan el curso que traerá a la nueva presidenta de la Junta con tres de sus líderes provinciales como aspirantes a consejeros

José Landi CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El PSOE andaluz se ufana -a la fuerza ahorcan- de vivir un rejuvenecimiento. Habrá que esperar a saber si afecta sólo a la edad de sus dirigentes o también a las actitudes e ideas. Pero mientras se aclara, algo ha calado ya porque la mayoría de cargos orgánicos e institucionales de la formación que gobierna Andalucía hace más de un tercio de siglo muestra uno de los más reconocibles síntomas veraniegos de la adolescencia: el nerviosismo ante el nuevo curso. ¿Qué pasará? ¿Quién me tocará de tutor? ¿Seré delegado? ¿Qué clase me caerá?

La precipitada huida del otrora idolatrado guía de la presunta renovación del socialismo meridional, Pepe Griñán, propició la irrupción de Susana Díaz hace apenas dos meses. Tras las primarias sin rival, táctica ni balón, ya es la jefa (de estudios se hablará otro día). Y todos los aplicados discípulos, en la estructura del partido o de la Junta, en Cádiz como en Almería, aguardan con nerviosismo el relevo, rumiando la pregunta que todo español parece hacerse alguna vez en la vida: «¿Qué hay de lo mío?».

El pleno parlamentario de investidura que convertirá a la inventora del 'susanismo' en la primera presidenta de la Junta se celebrará los días 4 y 5 de septiembre. Su toma de posesión podría darse ya el sábado 7.

Falta un mes en el que los socialistas gaditanos estarán sin vacaciones por más que vayan en bañador. El móvil siempre cargado, cerca y la oreja caliente, haga calor o poniente. Porque en este agosto de parálisis administrativa hay mucha ficha interna que mover.

El socialismo gaditano se siente merecedor de representación en el nuevo Gobierno autonómico. La agrupación local de Cádiz, sin ir más lejos, fue la que más avales logró en ese peculiar proceso interno -sin oponentes ni oposición- llamado primarias. Fue la que más respaldó, en términos porcentuales, a Susana Díaz y «ahora pide su trozo de la tarta, su recompensa», coinciden, con distintos términos, tres veteranos dirigentes provinciales apartados ahora de cualquier carrera. Ese trofeo sería un consejero de la provincia en el nuevo ejecutivo de la Junta. Esas mismas fuentes lo dan por seguro, aunque dos de las tres, resaltan varias pegas. El impulso recibido por Susana Díaz desde Cádiz es una garantía y el afán de la nueva presidenta por hacer un buen «reparto territorial» respalda esa posibilidad. La sombra que oscurece la opción del consejero gaditano es el precedente inmediato. Griñán, en su batalla encarnizada contra los 'pizarristas' gaditanos, por entonces fuertes en su feudo jandeño, dejó el último gabinete sin presencia de Cádiz, sin consejero provincial, por primera vez en muchos años. Por lo tanto, el listón está bajo, volver a la normalidad sería un éxito pero hay un precedente malo, se rompió el tabú. «Si no hubiera ningún gaditano, ya no sería sorpresa ni escándalo, sólo continuar con la situación actual».

Además, el matrimonio con Izquierda Unida tiene servidumbres, las consejerías que podría repartir Susana Díaz en plena vuelta al cole nunca superarían las siete. Una provincia, al menos, será 'damnificada'. Matemáticas básicas. Pero con estos dos obstáculos, en el PSOE gaditano todos dan por hecho que tendrán un consejero, que la trianera será agradecida con los que hicieron la guerra, sin sangre ni enemigo, por ella en junio. En ese caso, la duda consiste en saber quién.

Los 'consejerables'

Tres nombres muy conocidos son los mejor situados, con entusiasmo personal indisimulado, en las casas del pueblo, ahora de apuestas. Fernando López Gil, delegado de la Junta y autor intelectual del 'sorpasso' griñanista en la provincia, se ha reconvertido, como todos, en 'susanista'. Da el perfil generacional (de treintaymuchos a cuarentipocos). En su contra, poco bagaje institucional. Hace dos años era concejal en San Fernando. Manuel Jiménez Barrios, presidente del socialismo provincial tras la convulsa (también) etapa González Cabaña, es el que menos encaja por edad pero el de mayor trayectoria, de hecho ya fue viceconsejero, entre otros varios cargos repartidos en dos décadas. Daría sello de veteranía, el brillo de las canas. El tercer nombre es el de Irene García. Alcaldesa de Sanlúcar, portavoz en Diputación, joven y mujer -las dos últimas características son involuntarias- parece tener las mejores cartas. Los suyos la declaran «quemada» de su etapa al frente del PSOE provincial, sobre todo tras la trifulca en Diputación, y loca por la música que viene de San Telmo.

Si, como parece, uno de los tres (incluso otro socialista gaditano) saltara al Gobierno regional, además de la previsible renovación de representantes provinciales de las consejerías, se produciría un efecto dominó en los cargos institucionales, más que orgánicos, del socialismo gaditano. Especialmente si el designado consejero fuera López Gil. Quedaría vacante la máxima delegación de la Junta en la provincia que, según todos los pronósticos, pasaría a una mujer según esta cábala.

¿Qué fue de los oponentes?

Más allá de las quinielas, en el análisis del impacto del 'susanismo' en la provincia quedan dos preguntas. La primera es qué pasó con la oposición al 'griñanismo', el célebre 'pizarrismo'. Se da por desarticulado. Con González Cabaña en un estado de serenidad que no se le conocía y el exdirigente que daba nombre al grupo en franca retirada, quizás por preferencia personal, se consideran desarmados sus lugartenientes.

Tan es así que los que representaron a este grupo en el último congreso provincial, y lo perdieron, como Rafael Quirós y Gema Araújo han recogido avales para la heredera del 'enemigo', para Susana Díaz. Ellos, como todos, también son 'susanistas' ahora. La segunda pregunta es qué importancia, influencia e interés tiene todo este proceso fuera del grupo de dirigentes y militantes socialistas, para los ciudadanos sin carné ni adscripción política fija. Esa debe responderla cada cual.

Muchos pueden necesitar sólo cuatro letras para formar una palabra.