Una delicada situación financiera

La situación económica y financiera de Navantia es muy delicada. La carga de trabajo es mínima en las plantas gallegas y nula, desde hace algo más de un año, en las factorías gaditanas de San Fernando y Puerto Real. El balance de la compañía en estos momentos arroja un déficit acumulado de 323 millones de euros desde 2008, mientras que los gastos de personal y mantenimiento de sus factorías se han disparado al caer en picado su cartera de encargos. El resultado económico del año pasado arrojó un saldo negativo de 78 millones, el doble de lo registrado en 2011. La mejora de la empresa se antoja complicada a corto plazo, ya que los contratos que pueden inyectar oxígeno a sus maltrechas arcas aún están en fase de maduración. No obstante, la dirección de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), entidad a la que pertenece Navantia, ha dado luz verde a un plan de saneamiento centrado, de momento, en la reducción de costes. Es decir, gastar lo menos posible mientras llega la ansiada carga de trabajo. Esta política no es suficiente y ya lo ha advertido el Tribunal de Cuentas Así, el Informe de Fiscalización de las actividades realizadas por Navantia entre 2007 y 2010, elaborado por el Tribunal de Cuentas, resalta que es «imprescindible» que la compañía defina una estrategia destinada a mejorar su competitividad mediante el «necesario control y racionalización de los costes».