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Un heredero que genera muchas dudas

Príncipe Felipe Sucesor al tronoEl duque de Brabante tendrá que demostrar que está a la altura del cargo, para el que se ha preparado las dos últimas décadas

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El príncipe Felipe, que se convertirá en el séptimo rey de los belgas el próximo 21 de julio, se enfrenta a un gran reto, pues a sus 53 años, todavía debe demostrar que estará a la altura de un cargo para el que una parte de la ciudadanía aún no lo ve preparado. El duque de Brabante, casado con la aristócrata belga Matilde d'Udekem d'Acoz, trece años menor que él, tratará de aportar un nuevo aire a una monarquía tildada a menudo de aburrida. Padre de cuatro hijos -Isabel, la primogénita y heredera, Gabriel, Emmanuel y Eleonor- el futuro soberano de los belgas es un hombre tímido, gran aficionado a la lectura y a los deportes de riesgo, sobre todo al paracaidismo, que practica con cierta frecuencia.

La relación con sus padres durante su etapa adolescente fue complicada. Durante la década de los 60 y 70, Alberto y la reina Paola descuidaron la educación de sus tres hijos, que pasaron gran parte del tiempo alojados en casa de amigos. Felipe tampoco fue un alumno aplicado, más bien lo contrario. Realizó sus estudios en un colegio de jesuitas de Bruselas y los continuó en un liceo católico en Flandes. Completó su formación académica en las universidades de Oxford y Standford.

Cuando el rey Balduino falleció inesperadamente, algunos pensaron en el príncipe Felipe, que entonces tenía 33 años, para sucederle. Sin ambargo, la clase política consideró que «no estaba listo» para acceder al trono. Durante los veinte años de reinado de su padre, el duque de Brabante se ha preparado para afrontar «con compromiso y confianza» un cargo, cuya primera prueba de fuego serán las elecciones legislativas de mayo de 2014.