CÁDIZ

Clamor en la Bahía en defensa del empleo en los tres astilleros

Miles de gaditanos se echan a la calle para reclamar al Gobierno de la Nación carga de trabajo en Navantia y el mantenimiento de la industria naval

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El tiempo pasa demasiado rápido en la Bahía de Cádiz. Tan rápido, que parece que fue ayer cuando los astilleros sufrieron la reconversión naval de los noventa. Algunos, por el contrario, aseguran que el tiempo ni siquiera se mueve. Permanece inmóvil. Se repiten las mismas imágenes cada diez años. De nuevo, los trabajadores de los astilleros han tomado las calles de la Bahía en demanda de trabajo. Es la misma secuencia que se vivió en 2003 cuando agonizaba Izar. Entonces hubo que privatizar parte de los astilleros públicos para poder alumbrar lo que hoy conocemos como Navantia. Una década después, Navantia está en una situación crítica. Las pérdidas ahogan a la compañía y no cuenta con carga de trabajo suficiente para mantener con vida los seis astilleros del país. Los trabajadores unieron ayer sus fuerzas y se echaron a la calle en demanda de trabajo. La Bahía fue un clamor en defensa de las tres factorías: Cádiz, San Fernando y Puerto Real. Si el sector naval se hunde, la Bahía se muere.

Los primeros en salir a la calle fueron los trabajadores del astillero de San Fernando. A las diez de la mañana iniciaron su marcha en dirección al ayuntamiento isleño. Aunque con una pequeña sorpresa, esta vez los militares de La Carraca, responsables de la carretera, decidieron quitar las farolas que aún estaban de pie para evitar posibles destrozos. Y es que sólo la cabeza de una farola cuesta 400 euros su reparación. En esta ocasión no hubo incidentes.

A pie y a un ritmo ligero, un millar de trabajadores recorrió la distancia que separa el acceso al astillero del Ayuntamiento. Megáfono en mano y con la pancarta de 'Trabajo para la Bahía Ya' llegaron a la plaza del Rey, donde se colocaron las caretas que portaban con el rostro de José Loaiza, alcalde de San Fernando y presidente de la Diputación Provincial. Allí un portavoz del comité de empresa dejó bien claro que «no nos vamos a rendir, porque el Gobierno no nos va a cansar por mucho que quiera». Por otro lado, lamentaron que varios compañeros no pudieran acudir a esta protesta, entre ellos, el presidente del comité de La Isla, José Antonio Oliva, ya que estaban declarando en la vista previa al juicio que se celebrará por los altercados que se produjeron en la concentración que se realizó en el mes de noviembre.

La vuelta también fue tranquila y sólo escoltados por varias patrullas de la Policía Local, para realizar los oportunos cortes de tráfico. Eso sí, los furgones de la Policía Nacional estaban situados de manera estratégica en las posibles salidas a la autovía, para evitar cualquier intención o posible corte de esta carretera.

Una manifestación tranquila y sin incidentes y en la que se produjeron varias ovaciones a colectivos que decidieron unirse a la protesta como parte de los trabajadores del hospital de San Carlos y del colectivo de parados de San Fernando.

Al mismo tiempo, los astilleros gallegos (Ferrol y Fene) también salían a la calle ante el temor de perder los empleos por falta de trabajo. Los trabajadores cortaron la autopista Ap-9 y advirtieron que se prevé un trimestre «dramático» si Navantia no logra firmar un contrato.

Las escenas de protesta se repitieron a mediodía en Cádiz, donde la plantilla del astillero de la capital inició su marcha por la Carretera Industrial en dirección a la plaza de San Juan de Dios. Lo más llamativo de esta manifestación fue el silencio de los 500 trabajadores que participaron en ella. Una cruz con el lema de «Obrero despedido, obrero crucificado» encabezaba la marcha como si fuera una procesión de recogimiento. El presidente del comité de empresa, Juan Bedeli , dijo que el motivo de la movilización «no es otro que el empleo para toda Navantia». Destacó que no hay una empresa en la Bahía como los astilleros capaz de generar tantos puestos de trabajo, «por ello, es clave que los políticos apuesten por este sector». Los manifestantes entregaron un escrito en el Ayuntamiento al concejal de Hacienda, José Blas Fernández, ya que la alcaldesa, Teófila Martínez, se encontraba ausente. Entre los panfletos que repartieron se advertía como la ocupación de los diques de Navantia en solo un 55% permite a la compañía facturar 35 millones de euros y generar un impacto laboral de 527 empleos directos.

Las movilizaciones de los empleados de Navantia coincidían con la celebración en Madrid del Consejo de Administración de la empresa. Los gestores de la compañía dejaron sobre la mesa el informe económico correspondiente a 2012, que arroja unas pérdidas de 100 millones de euros antes de impuestos (82 millones, después de impuestos) y obliga a los directivos a tomar medidas para evitar la quiebra.

Por la tarde, eran los trabajadores del astillero de Puerto Real, parado desde hace trece meses, los que iniciaban su marcha en dirección al Ayuntamiento de la localidad. Casi siete kilómetros de recorrido y todo el apoyo popular de un municipio que vive de esta factoría y de su industria auxiliar. Unas 15.000 personas se juntaron en la plaza de Jesús para reclamar carga de trabajo y el mantenimiento de la planta. El presidente del comité de empresa, Ramón Linares, coincidió en señalar que la situación es «dramática» y cuanto más tiempo pase más dramática será». El portavoz de los trabajadores adelantó que las movilizaciones no cesarán hasta conseguir carga de trabajo para los astilleros de la Bahía.