Un fotograma de 'Weekend', la película del director británcio Andrew Haigh. :: R. C.
Sociedad

Una película gay de culto

Ya está en la cartelera española 'Weekend', un drama romántico 'queer' La cinta del director británico Andrew Haigh, avalada por la crítica anglosajona, narra los misterios de la atracción entre dos jóvenes

MADRID. Actualizado: Guardar
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Atención, llega cine gay a las pantallas comerciales españolas. ¡Milagro! Poco acostumbrados a que aterrice en las salas convencionales películas donde el clásico chico conoce chica se transforma en chico conoce chico, o chica conoce chica, el estreno de 'Weekend' (Andrew Haigh, 2011), suena a acontecimiento. En efecto, se acaba de estrenar el romance de fin de semana de dos jóvenes de Nottingham, que se convirtió hace dos años ya (sí, una vez más España vive en el retraso) en un film de culto, no solo para el público gay sino para público y crítica anglosajón de cualquier orientación sexual: 'The New York Times' y 'The Guardian' la han alabado, entre muchos otros, y el film se ganó un buen puñado de premios allá por 2011. Como dijo su director, el británico Andrew Haigh, en su momento: «Los gays irán a verla porque es una película gay, los heterosexuales no irán a verla por el mismo motivo». Craso error. La película desafía justamente ese prejuicio, proponiendo a base de honestidad, una brillante sintonía química entre los actores (Tom Cullen y Chris New) buenos diálogos y un uso inteligente y sensible de la elipsis, la universalidad de los misterios de la atracción y el amor.

Ahora bien, 'Weekend' no es exactamente una excepción: en las últimas décadas películas como la también británica 'Beautiful Things' (1996) o en España 'Habitación en Roma' (2010), de Julio Medem, han explorado en clave realista y desde la producción independiente, los orígenes de un romance entre personas del mismo sexo, que, a las claras, y solo a excepción de las limitaciones de los prejuicios sociales, viene siendo lo mismo que entre personas de sexos diversos.

No estamos tampoco frente a una película que recoja la tradición de cine homoerótico de vanguardia comandada por el británico Derek Jarman o el norteamericano Kenneth Anger, aunque 'Weekend' comparta con ambos la desinhibición y la reivindicación política del derecho a la orientación sexual. Pero, frente a las imaginerías abigarradas de Anger y Jarman, 'Weekend' propone un universo naturalista, que resulta en un drama romántico eficaz y honesto.

La de Haigh se enlaza a cierta tradición de películas de romance de fin de semana: films que giran en torno a dos personas que se conocen en un espacio y tiempo limitados y comparten conversación, intimidad, sexo y los principios de eso que llamamos amor: desde 'Breve encuentro', de David Lean, a la ya mencionada 'Habitación en Roma' pasando por 'Antes del amanecer' (que pronto estrenará su tercera entrega 'Antes del anochecer' o 'Before Midnight'), o incluso, más alejada en su concepto pero afín, '9 songs', donde Michael Winterbottom describía una relación en 9 meses y 9 canciones. La segunda película de Andrew Haigh es además de una exploración de los misterios de la química y el amor, sin final feliz a lo Hollywood, un estudio sobre lo privado y lo público en la vida de las personas, lo que uno decide airear o esconder.

Deseo y ternura

'Weekend' cuenta el encuentro entre dos jóvenes británicos muy diferentes (también en la relación social con su homosexualidad), ambos con trabajos temporales e inclinación al uso lúdico del sexo y las drogas. Lo que podría haberse convertido en el clásico polvo de si te he visto no me acuerdo, va tornándose en una intimidad donde habita tanto el deseo y la ternura, como los miedos, las dudas y los fantasmas de relaciones pasadas, así como la certeza de una fecha de caducidad: Glenn se marchará del país dos días más tarde, lo que limita y engrandece la medida de ese amor en ciernes.

Haigh, asistente de edición en superproducciones como 'Black Hawk derribado', 'Gladiator' o ¡'Manolete'!, no acaba de saber si es cine gay o no. «Está claro que es una película gay, pero al mismo tiempo eso podría limitar a mucha gente a ir a verla, y a mí mismo como director, porque aunque estoy orgulloso de hacer cine queer, tampoco quiero verme restringido por una etiqueta. Está en las manos del espectador decidirlo, supongo». Y probablemente, qué más da, si es una buena película.