CÁDIZ

Termina un año para la historia

Los actos institucionales del 19 de marzo en el Oratorio de San Felipe y la Cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica han sido los puntos álgidosEl Bicentenario se despide del calendario devolviendo a Cádiz su papel de referente de dos continentes y dejando imágenes para el recuerdo

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Mañana mismo acaba 2012, una fecha que quedará en el recuerdo de generaciones de gaditanos como el año del Bicentenario. No es para menos. La ciudad no volverá a acoger un evento de esta magnitud, al menos, hasta dentro de cien años. Esta última cruz en el calendario no supone el fin de los actos en torno a la celebración de los doscientos años de la Pepa, puesto que el Ayuntamiento pretende alargar la agenda de actividades hasta el próximo mes de marzo, pero no cabe duda que es el momento de valorar, de poner en la balanza las oportunidades aprovechadas y las que se quedaron en el camino. El resultado, al menos a nivel institucional, ha sido satisfactorio, aunque no será hasta dentro de unos años, mirando todo lo sucedido en Cádiz con perspectiva, cuando la ciudadanía se podrá dar cuenta del valor que el Bicentenario ha aportado a una ciudad que pedía a gritos un revulsivo para volver a tener un nombre propio en el mundo.

La principal ganancia obtenida a lo largo del año es la demostración de que Cádiz es una ciudad preparada para acoger acontecimientos de primer nivel. La primera gran muestra de esto llegó el 19 de marzo. Fue el día en que Cádiz volvió a ser la capital de España. La respuesta institucional fue tal que el Oratorio de San Felipe Neri, una de las grandes herencias patrimoniales que deja la celebración, se quedó pequeño para acoger a tal número de autoridades. La presencia en la ciudad de cualquiera de las personas que estuvieron dentro del templo gaditano el día de San José hubiera atraído por sí sola toda la atención mediática en un día cualquiera. Solo eso da una dimensión aproximada del peso que tuvieron los actos centrales del Bicentenario.

Los máximos representantes de todas las instituciones del país, incluidos los Reyes de España y el presidente del Gobierno, se dieron cita en el Oratorio para destacar el papel de Cádiz y su Constitución en el devenir histórico de dos continentes en los que la democracia no se entendería de igual forma sin la influencia de las ideas liberales de los diputados doceañistas. Fue un acto brillante, aunque apenas dejó espacio a la participación ciudadana, que tuvo que esperar su momento solo unas horas después con dos días cargados de actos en la calle. El espectáculo al aire libre de Els Comediants fue sin duda el evento de mayor envergadura. El éxito de público fue evidente, el de calidad, estuvo bastante discutido. Se abrieron todos los museos con importantes exposiciones, se trajo a la ciudad el ejemplar original de la Constitución de 1812, que por primera vez salía de Madrid, se reabrió la Casa Aramburu y toda la ciudad se llenó de gente, haciendo el agosto en marzo para bares y restaurantes.

A partir de ese momento la actividad en la ciudad en torno al Bicentenario fue constante. Cientos de congresos, actividades culturales, académicas, conferencias de primer nivel, todo con una marcada tendencia a renovar los lazos con Iberoamérica. Cádiz acogió durante el año importantes reuniones, como la Asamblea de Parlamentarios Euro-Latinoamericana o el Consejo de Municipios y Regiones de Europa, por resaltar solo un par de ellas.

Pero por encima de todo, hay que destacar la celebración en la ciudad de la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que tuvo lugar los días 16 y 17 del pasado mes de noviembre. La cita atrajo la atención de medio mundo sobre la ciudad. Hubo ausencias sonadas, como las de los presidentes de Argentina, Venezuela y Cuba, quizá los más mediáticos y esperados, pero también presencias que no dejaron a nadie indiferente, como las de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, el de Ecuador, Rafael Correa, o el de Bolivia, Evo Morales, que incluso sacó tiempo para jugar un partido de fútbol en el Estadio Ramón de Carranza, dejando una de las imágenes para el recuerdo del año que acaba. Y junto a ellos otros tantos mandatarios de los países latinoamericanos, de Portugal, Andorra y España, de nuevo con la Casa Real a la cabeza. Entre todos hicieron posible un encuentro que pasará a la historia como la Cumbre de las pymes y el momento del cambio de papeles en las relaciones tradicionales entre España y los países hermanos del otro lado del Atlántico. Por primera vez el llamamiento a la solidaridad y a la colaboración para salir adelante se hizo desde Europa.

Todo esto hizo que la imagen y el nombre de Cádiz llegara a más de 50 millones de personas de 265 países de todo el mundo. Una campaña publicitaria impagable y una repercusión que dará sus frutos con el paso de los años. La experiencia de ciudades que anteriormente acogieron una Cumbre de este tipo así lo certifica.

No obstante, el indudable éxito de la cita dejó de nuevo a los gaditanos con un sabor agridulce, con la sensación de no haber podido participar en un evento tan largamente esperado. Era lógico, tal como se explicó en repetidas ocasiones, la Cumbre fue «un encuentro de trabajo, no una fiesta».

Hubo otros eventos en los que la ciudadanía sí fue la gran protagonista. La efeméride contó, por encima del resto de eventos, con dos que volvieron a llenar Cádiz de miles y miles de personas, registrando un éxito de participación sin precedentes, convirtiendo el mes de julio, concretamente su recta final, en un auténtico oasis para los hosteleros y comerciantes.

Primero fue la celebración de los actos de la Capitalidad Iberoamericana del Carnaval. Un desfile discreto, en el que la presencia de otros carnavales hermanos no fue la esperada, pero que obtuvo el beneplácito de un público ansioso de fiesta, fue el aperitivo del gran desfile de Carlinhos Brown, que convirtió durante una jornada la avenida principal de la ciudad en un gigantesco sambódromo. La ciudad seguirá siendo en 2013 Capital del Carnaval, aunque aún no se conocen los actos que acogerá.

El otro gran evento del verano fue la celebración de la Gran Regata Cádiz 2012. Más de un millón de personas pasaron por el Puerto de Cádiz para visitar los buques participantes en la cita, mucho más numerosos que en otras citas similares que han tenido lugar en la ciudad. Lástima que coincidió en el tiempo con la huelga de los trabajadores del servicio de recogida de basuras.

Todo esto es solo un resumen de lo que ha supuesto para la ciudad el año 2012, el año de las oportunidades, el año de Cádiz, el Bicentenario.