Economia

La UE evita forzar el Presupuesto

Los socios comunitarios evidencian estar más pendientes de Grecia y de la union bancariaLos estados miembros optan por dosificar concesiones y aplazan el diálogo para pactar las cuentas 2014-2020

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Guy Verhofstadt, exprimer ministro belga y líder de los liberales en la Eurocámara, comparaba esta semana las negociaciones del Presupuesto de la UE con un «bazar turco». Tradicionalmente, los socios comunitarios han transmitido sin ningún rubor esa imagen de mercadeo en función de los intereses nacionales, pero la cumbre que concluyó el viernes ha dejado un poso distinto. No hubo contraofertas de última hora ni amenazas de veto por el aumento de partidas concretas. Más preocupados por el futuro del euro y la estabilización de la economía, los Veintisiete eludieron forzar la máquina para evitar heridas de cara a pulsos mucho más urgentes como el rescate definitivo de Grecia y la unión bancaria.

El presidente de la UE, Herman Van Rompuy, se esforzó para acercar posturas entre dos bloques con planteamientos casi antagónicos. Como reclamaban los países ricos, entre ellos Alemania y Reino Unido, apostó por un tajo de 80.000 millones en el Presupuesto diseñado por la Comisión para el periodo 2014-2020. La cuentas rebasan el billón de euros y el mandatario belga insistió en que debían reflejar la misma austeridad que se aplica a escala nacional. En un gesto por atraer a los socios del Sur del continente, amortiguó los ajustes en agricultura y cohesión, los dos capítulos más beneficiosos para el bloque mediterráneo.

La oferta de Van Rompuy convenció especialmente a Francia, aunque España y otros países periféricos también reconocieron que se acercaba mucho a sus exigencias. Al Norte, sin embargo, la reducción de 80.000 millones acabó pareciendo insuficiente. Alemania, Reino Unido, Suecia y Holanda reclamaron ampliar el tijeretazo hasta los 110.000. Para ello, consideran indispensable que se recorte el gasto en administración, un área que el líder comunitario había salvado de los ajustes para utilizarlo como comodín en las negociaciones. Ante la imposibilidad de cerrar la brecha entre el Norte y el Sur, la cumbre se suspendió sin mayores esfuerzos. No hay una fecha definida, pero los presidentes se reunirán a primeros de 2013 para intentar sellar un acuerdo.

Al alcance de la mano

Pese a que el fracaso se veía venir, en Bruselas quedó claro que los socios no tenían ninguna prisa por aprobar las cuentas. Muchos mandatarios, entre ellos Angela Merkel, remarcaron que no era ningún «drama» que se necesitara una segunda cumbre. La canciller, además, dio a entender que el acuerdo se encuentra al alcance de la mano. «Deberíamos ser capaces de superar las diferencias», indicó en referencia a una posible extensión de los ajustes metiendo la tijera en los sueldos de los eurofuncionarios. Aunque existe un creciente acuerdo en este aspecto, los Veintisiete rechazaron apurar con las negociaciones porque tienen otros frentes abiertos que requieren un consenso urgente.

El primer asunto que aguarda a los socios es Grecia. Tras fracasar en sus contactos con el FMI esta semana, el Eurogrupo se reúne de nuevo mañana para intentar reconducir de una vez por todas el rescate del país heleno. La gran dificultad reside en que se necesitan acordar tanto medidas a corto como a largo plazo. En el plano más cercano, el club de la moneda única debe desbloquear el pago de 44.000 millones enmarcados en el segundo salvavidas. En el horizonte de 2020, la cuestión resulta más delicada. Los expertos trabajan en un complejo paquete de medidas para reducir la colosal deuda de Atenas. Todas ellas implican nuevas ayudas al Gobierno mediterráneo, lo que se traduce en malos tragos políticos para Merkel y sus aliados del Norte.

Los socios también se preparan para hacer difíciles concesiones en la crucial cumbre de mediados de diciembre. En plena negociación del Presupuesto, Mariano Rajoy admitió que esa cita le preocupaba mucho más. El 13 y 14 del mes próximo los Veintisiete deben acordar la puesta en marcha de la unión bancaria, el mayor salto integrador desde la entrada en circulación del euro. El paso resulta trascendental porque los países transferirán a un supervisor único -el BCE- el poder para vigilar sus bancos. Los mercados no quitan ojo a un proceso que podría ayudar mucho a rebajar las tensiones que padece la prima de riesgo española.