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El alto el fuego resucita a Hamás

Los islamistas se sirven de la «victoria» en la «guerra» contra Israel para superar su peor momento

GAZA. Actualizado: Guardar
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Ocho días después, la calle Omar el-Mukhtar volvió a ser la calle Omar el-Mukhtar. El centro neurálgico de la capital de Gaza vio cómo las tiendas reabrían sus puertas y los agentes de tráfico tuvieron los problemas cotidianos para lidiar con los atascos. Tras una larga semana de encierro, la gente tomó las calles y miles de personas secundaron el llamamiento de los partidos políticos y sus respectivas facciones militares para manifestarse después de la oración del mediodía. Largas marchas con ciudadanos enarbolando la bandera verde de Hamás mostraron el poderío del grupo islamista frente a otras marchas menores con los colores negros de Yihad Islámica, el rojo del Frente Popular y, después de muchos años, el amarillo de Al-Fatah, formación que ostenta el poder en Cisjordania.

«Una comunión entre partidos nunca antes vista en la Franja y que ha sido posible gracias al ataque de Israel. Hamás vivía su momento más bajo de popularidad y su Gobierno se enfrentaba a manifestaciones diarias por los problemas de electricidad, abusos de poder y corrupción, pero esta guerra les ha devuelto toda la fuerza», opina Khalil Shalin, director del Centro Palestino de Derechos Humanos, que tilda de «kafkiana» la mezcla repentina en Gaza de carteles con la imagen de Mahmud Abás con la simbología predominante de Hamás y sus brigadas.

«No me importan las pérdidas producidas por una semana de cierre. Me siento orgulloso de nuestros muyahidines (guerreros santos) que junto a Irán ya son los únicos árabes capaces de golpear Tel Aviv», celebra Alí Abu Shawish, dueño de una tienda de ropa que tiene la luna del escaparate rota por culpa de una de las explosiones de los últimos días. Frente al comercio se encuentra la mítica heladería Kazem, que recupera el pulso del día a día y registras las colas habituales.

Unidad política

Los coches tienen que apartarse para dejar paso a cientos de seguidores de Hamás que han salido de una mezquita próxima y desfilan al ritmo atronador de la música de guerra que sale de un altavoz situado en lo alto de una furgoneta. La alegría y el dolor comparten espacio en Gaza y no hay más que alejarse unos metros de la calle Omar el-Mukhtar para encontrar el velatorio del pequeño Abdurahman Mehdi Naim, uno de los 42 niños muertos en los bombardeos israelíes. Los velatorios públicos por los 162 fallecidos se reparten por toda la Franja.

«Agradezco a los hermanos egipcios y a su inteligencia por el gran esfuerzo realizado para lograr el alto el fuego. Estamos satisfechos con los acuerdos logrados para detener la agresión sobre Gaza», aseguró el primer ministro Ismail Haniye en una rueda de prensa celebrada en el centro de la ciudad para conmemorar una «victoria» que a partir de ahora quedará grabada en los calendarios, ya que Hamás ha convertido el 22 de noviembre en fiesta nacional

Tras la tregua, los cabecillas del grupo fundamentalista que gobierna la Franja desde 2007 salieron de los lugares seguros donde han permanecido a salvo de ataques selectivos de Israel, como el que hace nueve días costó la vida a Ahmed Yabari, líder del brazo militar de la organización.

No hay un palestino que no ensalce el papel jugado en toda la crisis por el nuevo Egipto de Mohamed Mursi, que tras mediar para un alto el fuego parece dispuesto a presionar a las facciones palestinas para acelerar el proceso de unidad nacional. «En cada guerra pasa lo mismo, la verdadera unidad se produce entre los ciudadanos de a pie. A los políticos se les llena la boca con buenas intenciones al comienzo, pero luego se les olvida y se vuelven a enfrentar», lamenta Khalil Shanin. Para este activista será básico ver si Mahmud Abás accede a entrevistarse con Jaled Mashal, líder de Hamás en el exilio, antes de poner rumbo a Nueva York para pedir el reconocimiento de Palestina como Estado no miembro de la ONU, el próximo jueves. Un debate que puede volver a calentar las tensas relaciones en la zona.

Las primeras horas tras el alto el fuego sirvieron para escenificar esta unidad entre partidos, «un reflejo de lo que se ha visto en el campo de batalla estos días donde todas las facciones han sido un mismo puño contra Israel», asegura uno de los miembros de una conocida familia de Gaza que ha perdido a cinco miembros durante la operación 'Pilar de defensa'. Cinco combatientes de las Brigadas de Ezedin al-Kasem, el brazo armado de Hamás.