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«No quería dejar a mi hijo en esta vida, con su padre»

La madre que intentó matar a su pequeño con fármacos disueltos en yoghurt en 2009 reconoce los hechos en el juicio, pero su defensa apela a la enajenación mental

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¿Era consciente de lo que hacía o era todo fruto de un trastorno mental que le alteró por completo hasta no ser responsable de los hechos? En esa disyuntiva se mueve el caso juzgado ayer en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, que sentó en el banquillo a una madre acusada de haber intentado asesinar a su hijo de cinco años con fármacos disueltos en yoghurt en 2009. A diferencia de otros juicios por delitos de sangre, consumados o en grado de tentativa, la secuencia de los hechos no fue discutida por las partes. Hasta la propia acusada, Francisca S. V., declaró que quería llevarse a su hijo «a una vida mejor» en lugar de dejarlo con su padre, explicó al tribunal.

Los hechos que dieron por válidos tanto las acusaciones como la defensa arrancan en un hotel de Medina Sidonia, donde la acusada estaba alojada con su pequeño. Pese a que su exmarido le había dejado para uso y disfrute la vivienda familiar en Chiclana, por razones que ayer no se aclararon, la acusada alquiló su residencia y se marchó a Medina. Allí estuvo residiendo en régimen de alquiler hasta que por impago, tuvo que abandonar la casa. Recurrió a los Servicios Sociales, que le facilitaron un alojamiento provisional. La acusada explicó que solicitó ayuda a sus hermanos cuando le avisaron que no podían costearle más la habitación, pero que recibió una negativa como respuesta. Posteriormente su exmarido, padre de la víctima, la describió como una «estafadora nata, que tiene dos caras, una mala hierba» que había creado muchos problemas, destacando que tenía denuncias por estafas.

Después de pedir ayuda a sus hermanos, sin éxito, la mujer adquirió una cantidad imprecisa de fármacos; si bien al niño le encontraron restos de un sedante y de un medicamento que se administra para afecciones cardiacas. Ninguno está indicado para niños. Se encerró en la habitación y le dio al pequeño los fármacos disueltos en un yoghurt. En su primera declaración ante la Guardia Civil les dijo que empleó 15 comprimidos. «Lo veía todo negro y no quería dejar a mi hijo en esta vida».

Empleados del hotel, al percatarse que no salía de la habitación durante más de un día, pudieron acceder al interior convenciendo a la madre, que también había ingerido fármacos con la intención de suicidarse y encontraron al menor, según declararon ayer, rodeado de vómitos y con convulsiones. La rápida intervención sanitaria, aseguraron los forenses, fue fundamental para que el menor no falleciera ni le quedaran secuelas.

La defensa pidió una condena por homicidio en grado de tentativa pero aplicando la eximente completa por enajenación mental «porque no era responsable de lo que hacía»; lo que supondría su absolución después de haber pasado dos años en prisión preventiva. Además para reforzar esa tesis recordó que llevaba años bajo tratamiento psiquiátrico.

Por el contrario, tanto Fiscalía como acusación particular, en representación del padre del menor, sostienen que era consciente de sus actos. Si bien, el fiscal redujo de 14 a 11 años su petición por intento de asesinato, reconociendo que sufrió una leve alteración mental.

La abogada de la acusación particular negó ese extremo y solicitó 20 años de pena. Subrayó cómo planificó lo ocurrido, adquiriendo los fármacos, encerrándose en la habitación y dejando dos notas manuscritas explicando el suicidio.